
Dicho esto, quedó con la vista fija en el olivo.
"¡¡Maestro!!", dijeronle los pescadores, haciendo forzadas reverencias. "¡¡Maestro!! Mas, ¿qué palabras para un Domingo de Andamio? Parecen más bien de retórica reprimenda, a tus pobres siervos que apenas por dos dinares han obrado, sin queja, sin peces y sin grano."
Mirolos el Maestro, con cierta ternura, y recogiendo un puñado de levadura, depositándola lentamente dentro de la noria, y levantado ambas manos al cielo, les dijo [después de un silencio, que pareció eterno]:
-Agarrensen [sic] de las manos... Y vengan todos conmigo... Agarrensen [sic] de las manos y vengan todos conmigo...
Y así se fueron camino a Galilea, cantando y bailando.
2 comentarios:
Venid, venid!!!
Vamos todos al huerto. La higuera nos espera. Partid ese pan y desmigajadlo entre nosotros.
Atentos a tu voz (o vox) quedaremos, como huérfanos en mares de agitadas aguas...
Sed e ireis, hermano,Vellocino, mas si os fueses sin la miente y el arado no entrareis al reino del pajar,ni la aguja por el ojo del camello.
El Maestro (el master tambien me dicen!)
Publicar un comentario