27/5/11

Que o la Tumba


Joaquín Figueroa y Luis Casado nos entregan esta actualizadísima versión de nuestro Himno Patrio

11/5/11

La Avidez, por Don Papay


El lunes terminé presenciando, a duras penas, un triste espectáculo.
La television, los canales (que a estas alturas poco tienen de "canales" pues apenas sí llevan agua; son hilillos comunicacionales más bien, que denuncia que dan o pie que pisan, peligra con estropear algún vínculo comercial sagrado, cual es desenmascarar, herir u ofender a uno de sus auspiciadores, a los cuales si les denuncia más de la cuenta, simplemente les retiran "la pauta". Y se acaba "el negocio".)
Como decía, a eso de las 14.45 me extrañó que todo siguiera su vida normal. A las tres se votaría el Proyecto HidroAysen y la programación como si nada, llena, repleta, saturada de "entretención", regla comunicacional básica ésta, para que las personas se mantengan "entretenidas", pendientes de quien logrará pasar a la segunda etapa de un mediocre concurso de imitadores, ni siquiera de cantantes, de imitadores de otros que en realidad cantan. Siguieron las teleseries y los realitys y algunos “despachos desde nuestra central de noticias" como pomposamente le llaman al hecho de dar cuenta de pequeños asaltos, de malacatosos de cuarta, algunos incendios y por supuesto choques "por alcance". Solo CNN-Chile siguió las alternativas, paso a paso, modestamente, con medios hasta simpáticos, como notas y entrevistas hechas en web-cam y celulares, de uno de los eventos más relevantes, más escandalosos, osados y más desfachatados que privados hayan cometido contra nuestro patrimonio en años.
Aquí, se trata de meterle mano, corregir, desviar, enmendar, alterar, suprimir, eliminar, agregar a algo considerado unánimemente como uno de los paisajes y reservas más bellas y prístinas de nuestro cansado y manoseado planeta. Pues allí llegaron ellos, los hombres de negocio, a visualizar la posibilidad de transformar esos colosales torrentes de inmaculadas aguas en monedas."Oportunidad de Negocios" se llama esto; aquí no hay, no existe ni en broma una mirada de beneficencia, de amor al país, al punto tal que los capitales, los mandantes de este oprobio, en Roma o en Madrid, entre el humo de sus habanos apenas sí saben lo y a quienes están mancillando, "Negocios son negocios", dicen ellos y sus compinches locales (el apellido Matte, lo oí ayer por primera vez) van aun mas lejos. “Crecimiento", le llaman a esto.
Los medios locales lo ignoraron, incluso en sus noticieros centrales. Vi una entrevista a tres bandas entre el periodista Del Rio y los señores Bernardo y Fernández ¡recién a eso de la 1.35 de la mañana!
Cuantos eventos mediocres hacen desplegar toda la estructura de los canales en la calle, en terreno; en época de Festival de Viña la opinión más idiota del más idiota de los invitados tiene repercusión nacional. Para qué hablar del deporte... que mantiene al 90% de nuestros hombres pegados a su cama o su sillón, con una chela en la mano sintiendo que a pesar de su prominente panza, él también juega, él es quien va a servir ese corner… Mientras, los locutores recorren el diccionario en busca de términos rebuscados y a gritos se lamentan por un cobro referil a todas luces errado. Esta vez, una vez más, los medios nos mantienen entretenidos: que nadie vaya a pensar ni darse cuenta que hay una realidad paralela que reclama de ellos, de todos nosotros, para que de una vez por todas asumamos nuestros asuntos.
Pues bien, nadie se enteró siquiera de quienes eran los "DOCE", esos apóstoles aparecidos, quienes eran esos Seremis, quienes eran esos doce jueces de los que pendía el destino de la Patagonia, nadie supo nada, ni sus gestos, ni sus rostros, ni menos su nivel de competencia como para tomar decisiones en aéreas de gran especificidad técnica.
Mi clamor no lo enfoco, en esta oportunidad, hacia el fondo de este asunto -para eso habrá tiempo y otras instancias-, me detengo en esta crónica en los malos chilenos que dirigen y manipulan la comunicación, los medios en su gran mayoría (felizmente hay excepciones). Que el lunes dejaron pasar este evento vital, casi como un choque más, un alunizaje, como en forma vulgar se refieren a cierto tipo de ilícito.
Si en su momento Bielsa hubiese sufrido algún tipo de afrenta, como por ejemplo tirarle un huevo, los medios habrían estado siguiendo el "evento" poco menos que en cadena nacional y sin descansar hasta dar definitivamente con el dueño y el encargado del criadero, de la gallina incluso, desde donde salió el huevo.
Mal para ellos, vergüenza. No estuvieron allí y no nos informaron debidamente las dimensiones de la primera estocada, de la primera puñalada inmunda, que ya ensució con su herida la zona más bella y limpia del planeta y que si NO nos informan de aqui en adelante, no nos daremos ni cuenta cuando le hagan a esta nuestra bella tierra, una herida, un solo tajo de más de dos mil trescientos kilómetros, lacerando a todo Chile y a todos los chilenos.

10/5/11

HidrAysén, por Hervé Tusak


No soy un escéptico, un desencantado sin más. Tampoco el clásico sujeto medianamente instruido que capota sepultado bajo la estantería de sus propios conocimientos. En rigor, soy consciente de dicho peligro y procuro evitar arroparme con las plúmbeas vestimentas del cinismo más ruin e inoperante.
"HidrAysén, HidrAysén", me corrigió anoche una y otra vez mi amiga Claudia. Ofuscada, rebautizó el maldito megaproyecto con la acertada evocación de la insaciable bestia de mil cabezas pestilentes. En el fondo, para cualquiera de nosotros es fácil reemplazar las cabezas reptiloides del monstruo original por las (no mucho menos reptiloides) de Piñera, Hinzpeter, Fernández y co. (la de Alinco no alcanza a merecer ese estatus, por charcha). Claudia salió a la calle, corrió a Plaza Italia y como una adolescente tuiteaba cada cinco minutos el desarrollo de la protesta. Yo no la acompañé, lo aclaro, porque mi retiro playero todavía no acaba.
Los titulares de la tarde dieron cuenta de la aprobación del proyecto con un "no hubo sorpresas, se dio la lógica". Por la mañana, el mismo Hinzpeter (evito referirme a éste con el rebautizo ciudadano de Hinzperro porque en esto nuestros chuchos poco tienen que ver) había declarado que la colección de represas en la Patagonia era algo "bueno para el país"; pocas horas más tarde, una docena de subordinados de gobierno no harían más que proceder ante el dictamen superior. Más temprano, Mosciatti desde tu tribuna televisiva daba en forma justa, clara y pormenorizada las razones por las que nadie medianamente decente podía sentir algo de simpatía por la HidrAysén. Pero la leche ya estaba más que cocinada.
No es que el peso de la experiencia y los conocimientos sepulte cualquier iniciativa voluntariosa y decidida. No. Pero, ¿no son acaso las razones del billete las que terminan una y otra vez imponiendo sus términos? Basta leer a Altamirano en sus memorias evocando el urgido consejo que el mismísimo Fidel Castro le daba a la cúpula de gobierno de la UP: "eviten a toda costa enemistarse con Estados Unidos". Si se ponen en mala con el Gran Hermano, la cosa se les pondrá fea, muy fea; el gigantón del Norte te aprieta el cogote y mejor ni pensar. Esto sigue funcionando como en el colegio, el internado... o el Far West. A comienzo de año, nadie se escandalizó demasiado cuando el verborreico Alan García dijo "con Brasil no se negocia, se acepta". Mal que mal, tras la samba, el carnaval y el jogo bonito, cualquiera sabe que Brasil se impone sin contrapesos en el vecindario por su fenomenal potencial y envergadura económica. Los términos del más fuerte serán los que "tarde o temprano" -remedando a Fernández en relación a HidrAysén- terminarán imponiéndose.
Ahora bien, todo lo hasta ahora dicho puede ser refutado radicalmente redefiniendo quién es verdaderamente el más fuerte, o, dicho de otro modo, dónde se concentra verdaderamente el poder. Hace un siglo y medio atrás un puñado de ideólogos enarbolaron el mote del "proletariado" como bandera de lucha. Hoy, tras décadas y décadas de conflicto, aquella línea de acción parece haber caído en un total desprestigio. Pero, por más que intente acallarlo la élite dirigente, todavía está el pueblo, la gente, la masa pensante, vociferante y sensible. Nuestro poder está intacto: basta que nos pongamos de acuerdo para que cualquier orden emitida de "arriba" colapse miserablemente.

4/5/11

Desde mi ventanal... indignado, por Don Papay


El Batallador me da una oportunidad esperada -por mi, al menos- para "sacarlo todo afuera"... ¿Como la primavera? No necesariamente. Es solo un berrinche producto de la lectura desalentadora que se tiene del entorno, ese que nos alcanza a todos, ese que incluye lo único que tenemos en común verdaderamente todos cuantos habitamos este planeta: el aire. Hemos llegado a envenenar la fuente misma de nuestra vida. Desde allí se hace incluso más facil y aterradoramente comprensible ver como nuestros congéneres se comportan; algunos de ellos, de hecho, una minoría abismante, que sin pensar en sus hijos y nietos, estrujan el planeta hasta dejarlo como deshechado limón.
El "crecimiento" es el objetivo supremo. Crecer y crecer a como de lugar, sin reparar aparentemente que no hay otra manera de crecer que no sea usando los bienes comunes hasta su agotamiento; hay excepciones por cierto, pero "los grandes", a esos les importa cero.
La medida de bienestar en los grandes números es cuanto se ha crecido, considerando en este empeño incluso, en forma patética, áreas como la salud, la delincuencia y la educación, éstas también son variables económicas.
En USA, por ejemplo, la salud representa un 17% del PGB, de lo que se deduce que si hubiera más enfermos y se dilataran más sus enfermedades, esto podría aportar más, es decir, sería una variable de crecimiento. Lo mismo con la delincuencia, las cárceles concesionadas necesitan de más presos, de más delincuencia, una mecánica a todas luces perversa.
La concentracion de la riqueza es algo deplorable: un 4% es dueño del 60% de la riqueza. El 40% restante deben repartírselo entre el 96% de todos nosotros. Además, considerada por algunos estudiosos un "vicio", la ambicion es desenfrenada, el tener le dobló la mano al ser hace mucho rato ya, el Buda con su postulado de que "el apego a las cosas es definitivamente causa del sufrimiento" importa cero, en la medida que HOY yo pueda acceder a lo que quiero.
En una escala menor -y aún más patética-, los emergentes, como se les denomina ahora, se dejan estrujar hasta que no les quede un pesito en el bolsillo, hasta el último céntimo de sus miserables sueldos va a parar a las faltriqueras de alguno de "los grandes"; Falabella viene a ser como la Capilla Sixtina y los devotos con sus tarjetas maltrechas, endeudándose en forma desenfrenada compran fósforos, confort, margarina en 12 cuotas, si no más...Prender la cocina a plazo, limpiarse el poto en cuotas y esparcir con amargura e impotencia la margarina en la mesa familiar, hace que la gente se coma su pan con desconcierto, incertidumbre y pena, allí ya no se come, se rumea.
Este es un tema para un análisis más delicado que este que hago ahora. Les pido a mis amigos lectores que por esta vez toleren mi falta de rigor. Hace rato que estaba en deuda con mi amigo Hervé y he escrito esta columna casi sin meditarla, pues como si fuera poco, lo hago desde la pasividad, la tranquilidad de un personaje como yo que ha ordenado su entorno con total austeridad, que se salió completamente del carrusel maldito que he intentado describir, que no debe, ni pide un centavo, que tiene la posibilidad de mirar las nubes en horas de trabajo, porque ya trabajé, ya cumplí y me salí cuando me di cuenta que estaba en el juego equivocado. Yo estoy contento, ocurre que sufro por los que sufren.
Resumo mi sentir en las palabras de Gandhi: "El planeta tierra es lo suficientemente grande como para todos, menos para los ambiciosos que lo encuentran demasiado chico"

3/5/11

El Tarado Letrado, por Hervé Tusak


Ayer, tras leer la última columna de Navia (leer aquí) que un amigo gentilmente me envió, se me vinieron a la cabeza esas ideas locas que tenía uno de escolar de jugar a periodista, de fundar una revista. Hoy, veinte años después, el ejemplo de nuestro destacado comentarista político inesperadamente me ofrece una nueva alternativa de publicación: Los Idiotas al Poder. Una edición, tal vez quincenal, armada en base a las contribuciones de un escogido grupo de personajes, poseedores todos de un currículo sobresaliente (sobre todo a nivel académico), el cual -tal como el mismo Navia nos enseña en su blog- iría junto a cada artículo exhibiéndose en un bloque lateral, condensado pero sucinto. La calidad visual de la revista capto que debería ser necesariamente alta, dado que los contenidos mismos de ésta serían mierda pura. Sí, sin ambages, sin innecesarios remilgos. Son los idiotas, como reza su nombre, quienes se darían maña para marcar con su tinta las sesenta y tantas -tal vez ochenta, considerando las coloridas intervenciones publicitarias- páginas de la revista con su arte de emitir una sarta de lugares comunes de manera amena y proporcionada. Nadie esperaría leer aquí algo verdaderamente esclarecedor, punzante, jugado, de un vuelo intelectual que sea medianamente alto. Sólo contenidos al ras, al ras de la estulticia y la obsecuencia.
Y el caso particular de este hijo de pastor evangélico -y su proverbial sonsonete de cuasi enfermo mental- contribuiría de manera ideal con la voz del prototipo de esbirro de cierto organismo de estado yanqui, de sobrealimentado académico de cierta universidad del primer mundo que cada quince días, desde su climatizada oficina con vista a un parque con anaranjados maples, nos abastecería con sus siempre biensonantes análisis de la realidad circundante.
Sospecho que quizá no serían pocos los lectores de una revista así...

2/5/11

La Mejor Foto de la Boda Real

En los balcones de Buckingham...