9/6/11

Chemtrail en Algarrobo


Debo ser franco: desde que apareció internet todo se fue al carajo.
Siempre se habló de que los seres humanos necesitamos de la información para completarnos como individuos, para armarnos una imagen más precisa de nuestro entorno, para saber dónde estamos pisando. Hoy, como cualquiera lo sabe, los contenidos, los verdaderos contenidos, emigraron definitivamente hacia la web. Ahí está todo: la jalea completa que se va generando en este planeta circula por el carril cibernético, no por otra parte. Desde la mierda más mierda hasta los análisis más sesudos, actuales y pormenorizados. Así, es fácil que nuestra dependencia alcance niveles brutales.
Sensibilidades volubles, las nuestras, ávidas de información veraz, creemos pillar la hebra de la información real, vedada en los medios masivos, los otros medios, y ¡cómo no sentir que nuestra obligación es volcarnos con pasión a atender a lo que ésta nos ofrece! Hasta hace un tiempo todavía se hablaba de contracultura. Hoy vamos de progresista, alternativo, antisistémico, prensa no-alineada a... cibercultura. La cibercultura es eso: hacer un repaso diario, al minuto, feroz, de cuanto contenido de avanzada pulule por el ciber-espacio, agregar tus comments y hacer que circule, reintegrarla al flujo. Existe un blog (hoy página) por mi muy querido, encabezado por una española ultra matea. Partió como portal de estudio exclusivo del fenómeno "chemtrail" pero hoy extiende sus intereses por el amplio abanico de las cuestiones conspiracionales. Su feligresía es numerosísima: Trinity a Tierra. En Trinity, por ejemplo, el fenómeno del 15M -cómo no- muy tempranamente se abordó y celebró como un suceso refrescante y esperanzador para el planeta, en plena consonancia con el resto de la tribuna sensible y progresista. Pronto, sin embargo, aquella opinión inicial viró radicalmente: el 15M, a la luz de una exhaustiva investigación, no sería más que otro movimiento orquestado por la hábil mano de la Élite para solapadamente ponerse a la cabeza de cierta masa crítica (y su consiguiente línea de acción social) a la que habría que rápidamente someter y controlar. Es decir, las hordas de tipos que pernoctan en las plazas, detienen el tránsito y expresan su malestar por el sistema en distintas ciudades de la vieja Europa, más que indignados, sería más adecuado, según Trinity, tildarlos de meros babosos manipulados por la misma mano que quiere seguir llenándolos de tarjetas de crédito, hipnotizándolos con sus espúreos contenidos y llevándolos a hacer lo que ella quiere que hagan.
Puesto al día en esta clase de informaciones, salgo al patio en busca de un poco de leña para la chimenea, y entre los pinos distingo una delgada línea blanca que atraviesa en diagonal el prístino cielo de junio: ¡Horror! ¡Un chemtrail!
Antes, uno hojeaba cualquiera de los viejos y fieles tomos de la enciclopedia Monitor y se encontraba con la misma, clásica y rancia información: las largas siete décadas de reinado de Luis XIV en la corte de Versalles, el trascendental estreno de Tristán e Isolda de Wagner en Múnich, el bombardeo nipón en Pearl Harbor... Revisabas páginas y páginas de noble y enmohecida información con entera calma y sentías también como el moho te iba cubriendo poco a poco, como a una apolínea estatua de algún jardín palaciego. Hoy, el acceso a este flujo de la información que no cesa ni por un segundo, más que garantizar el fortalecimiento de un público instruido y deliberante, por momentos no parece más que asegurar la formación de sujetos sometidos hasta el límite de sus capacidades por uno de los más brutales shocks culturales de los que nuestra civilización guarde registro.