20/12/11

Lo que la voz de Parsifal me dice

En un minuto de paz, convergemos en la simultaneidad de las cosas. Determinamos un tema... y se reparte. Repasando una biografía de Wagner, podemos evocar el preludio de Parsifal -esos nobles acordes de la orquesta- e imaginarlos sonando en un punto cualquiera de las recalentadas aceras de Santiago, o en las ya invernales de Nueva York, Londres o Shangai. Entendemos la mágica conexión que se establece por un motivo conjugado en común.
Así como el Parsifal, el tema pueden ser las declaraciones de Madame Lagarde dichas recién hace pocas horas: "la crisis puede alcanzar a todas las economías del mundo". Si bajo los sones de Wagner nuestra proyección mental se tiñe de recogimiento y serenidad, bien distintos son los colores con los que vibran las palabras de la jefa del FMI. La visión de una urbe bajo este último estrépito definitivamente parece acelerarse. Con Parsifal se siente estar frente a una visión que, pese a la densa estatura de los rascacielos y el implacable gris de las calles, transmite cierta bienhechora vibración que se impone, por sobre todo. Por el otro lado, justo lo contrario: la calamidad que está al acecho, siempre, y no nos queda más que reagudizar nuestro reptiloide instinto de supervivencia para tratar de salir adelante.
De ese efecto bienhechor le hablo a un amigo. Activista anti-NWO recalcitrante, me advierte que la coyuntura mundial es única, álgida, bien especial, que hay que redoblar la agudeza, la perspicacia, que la lucha que se libra ahora mismo es crucial y no podemos bajar la guardia.
Capto que no me está contradiciendo. Que pese a todo, los elevados influjos de la música se mantienen incólumes. Que ya no hace falta pelear por tonteras, defender posiciones sin sentido. Que lo único que importa es centrarse en uno mismo y volver a creer en ese imbatible poder que anida dentro de cada uno de nosotros.

Quien quiera escuchar el preludio de Parsifal interpretado por Barenboim, pinche aquí.

23/9/11

Jorge Fuentes, el Trosko


Por Patricio Figueroa M-G

Mi amigo el pintor Rodrigo Calderón Martínez me ha enviado un correo pidiéndome un comentario ya que supo que conocí como militante a Jorge Fuentes, el Trosko. El que su deceso, ocurrido hace casi 40 años, haya convocado el intercambio entre sus compañeros de generación liceana se debe, creo, a sus convicciones, a su personalidad y a las horrorosas circunstancias que rodearon su muerte. Muchos testigos han dado cuenta de su secuestro en Paraguay y de su internación clandestina en Chile a manos de militares miembros de la llamada Operación Cóndor que, entre los ejércitos del Cono Sur, coordinaba las “labores de desaparición de personas”. La Cóndor, aplicada en el marco de la doctrina de la Seguridad Nacional norteamericana, fue puesta en ejercicio por todas las fuerzas armadas de los países de la OEA para asegurar la inamovilidad del sistema capitalista y de los intereses imperiales. Las fuerzas armadas eran -y son- para el capitalismo las detentadoras legítimas de la violencia. Sus tropas son entrenadas para asesinar sin ese feo nombre. Su expertez es matar al menor costo y su acción se disfraza, en los conflictos internos, por paz social. La paz de los sepulcros. La mantención sistémica. La salvaguarda de los que detentan el poder, es decir los muy muy ricos.

Luchábamos entonces, como lo hacen ahora los sectores más claros de nuestra juventud, por un cambio estructural. Un cambio revolucionario que abatiera la explotación e instaurara una real justicia económica y social. Un sistema que asegurara los derechos fundamentales a la salud, la educación, la vivienda, la recreación y el deporte. Un sistema solidario, horizontal y libertario. Creíamos en que la historia la hacen los hombres y que de entre ellos hay quienes piensan y defienden la voluntad de cambio. Éramos utópicos. Teníamos una esperanza y nuestras acciones iban consecuentes a la concreción de la misma: peleábamos por el futuro, sin egoísmos, intereses mezquinos y sin miedo, como hoy lo hacen miles y miles de estudiantes.

Después del golpe, en esos años, para justificar la masacre consumada contra ciudadanos inermes, aquel festín de sangre que se dieran los defensores del sistema, inventaron el Plan Z, de multitudes armadas, 50 mil cubanos enemigos y patrañas estúpidas. Organizados quedamos muy pocos. Y dentro, en el país, sólo sobrevivientes. Intentar reagruparnos era la inmensa tarea del momento y Jorge Fuentes sin vacilar tomó su puesto. Las fuerzas conjuntas militares lo cazaron como a animal salvaje. Y como sólo era un ser humano lo trataron cual perro. Los delincuentes y fascistas de cuello y corbata que sacaron su miedo con la mano de gato de su ejército, corifeos del cruel tirano astuto y mano larga que usurpó la presidencia en Chile; no tuvieron piedad. Lo torturaron para hacerlo quebrar sus convicciones, delatar a sus pares, fracturarlo.

No lo logaron y el Director Supremo de ese siniestro circo mandó al Mamo Contreras, su verdugo, asesinarlo, de a poquito. Después de meses de infierno, le inocularon rabia. El virus de la rabia que en humanos tiene según la descripción científica: “fiebre acompañada de dolor de cabeza y depresión nerviosa. La víctima comienza a mostrarse inquieta y agitada, sufre espasmo severo en la laringe, comienza a respirar dificultosamente. Los espasmos se extienden a los músculos en forma intermitente, acompañados por temblores, taquicardia y detención de la respiración. Ataques de terror y depresión nerviosa, presentando tendencia a la vociferación, los alaridos y la agresividad, con accesos de furia, alucinaciones visuales y auditivas, babas y delirio. Ese período de extrema excitación dura tres días, y enseguida le sigue parálisis del rostro, de la lengua, de músculos de deglución, los oculares, y las extremidades de los miembros. Sea cual fuere el tipo de la rabia siempre presenta una evolución inexorablemente fatal para el paciente.”

Así, de esa manera infame imprescriptible, terminó nuestro camarada y compañero. Hoy ese ejército es el mismo, la reacción extrema es el poder y vientos ominosos ya se anuncian. En Valparaíso, en Punta Arenas, en Santiago ha habido secuestros, amenazas y tortura a estudiantes. Un antiguo CNI, el señor Labbé, lanza bandos militares a nuestros hijos que luchan por las mismas banderas que defendiera Jorge Fuentes. Si honramos su memoria y su martirio debiéramos continuar su puesto en la defensa de la dignidad, la justicia y la real democracia. Mientras toleramos que el Augusto Ramón muriera en cama y el Mamo haga su vida en cárcel de oro, no toleremos más que se repita la ignominia que sufrió Jorge en nuestros jóvenes.

¡Jorge Fuentes, el Trosko, viva en nosotros, siempre!

13/9/11

Levantemos Chile


Por estos lados, viene de terminar una mega-romería en honor a un filántropo. Y como además de hombre de negocios y destacado motivador social, el homenajeado era aficionado -cuestión de familia- a las velas, zarparon decenas de yates a dar una vuelta por la bahía a modo de último adiós. La historia es por todos conocida pero conviene repasarla en un par de líneas: tras el devastador remezón de febrero del 2010, la costa desde San Antonio a Talcahuano fue acaso la zona del país que sufrió con mayor rigor el brutal reacomodo de las placas de Nazca y Sudamericana; decenas de pequeños poblados se vinieron literalmente al suelo, tras ser castigados por partida doble tanto por la sacudida telúrica como por la incontenible arremetida de los mares. Ante tan desolador panorama, emergió la figura, ampliamente difundida por los medios, de este singular personaje que sin ser funcionario de gobierno ni pertenecer a ONG alguna se autoimpuso la tarea de ayudar en la reconstrucción del país, levantando una escuela ahí donde no habían quedado más que fierros retorcidos, entregando nuevas embarcaciones a los pescadores que no habían logrado rescatar más que algunos remos y redes maltrechas tras el avance devorador de las olas. Y así. Se convirtió, en breve, en una suerte de espontáneo e ideal "elemento de enlace" entre el mundo empresarial -de donde provenía- y los sectores más duramente afectados por el terremoto.
Hasta cierto punto, en las últimas décadas el canon mercantilista (o "doctrina del mall") nos ha sometido a tal punto que a nadie le llamó demasiado la atención ver el grado de protagonismo que este empresario adquiría en las labores de reconstrucción. Mal que mal, habremos pensado muchos, la ecuación es la correcta: las lucas están en las empresas, quien sepa llegar ahí asegura que todo se mueva de manera más rápida y efectiva. El Estado -y déjate ya de trasnochadas insinuaciones- hace rato que ya dejó de ser el único y exclusivo gran padre socorredor y asistencialista. Si lo que se buscan son soluciones rápidas, efectivas y modernas, ya nadie siquiera duda que es hacia el mundo privado donde hay que apuntar. Las labores de reconstrucción de un país -escuelas, hospitales, calles y plazas- no son la excepción.
Mal que mal -habremos repetido a coro todos nosotros-, nuestras autoridades están para otras cosas, para otros asuntos. Para administrar el fundo. Y, dichas las cosas sin remilgos, tan mal no lo han hecho: hoy las arcas fiscales gozan de un superávit inédito; más de 2.700 millones de los verdes (correspondientes al primer trimestre del año en curso) pasan a engrosar el colchón para... ¿qué? En fin. El ABC de cualquier criatura con un mínimo de sentido común (de la economía) capta que el ahorro es un hábito deseable, apretarse el cinturón nunca viene mal, máxime cuando se trata de un país chico y -horror de horrores- el panorama mundial anuncia nubarrones para nada amigables. Por lo demás, y que quede más que claro, nuestros 2.700 milloncitos es una cifra exigua frente a los 30.000 habría que desembolsar para volver a poner en pie hasta el último ladrillo que los reajustes tectónicos tuvieron la desatinada ocurrencia de echar abajo. De hecho, el solo patrimonio del clan número uno en Chile según Forbes, los Luksic, lo sobrepasa con largueza: 19.200. Es decir, puestos los números sobre la mesa y dicho en buen chileno, harto más importante sería esperar que se rajen los Luksic a que lo haga Tatán con sus cagonas veinte chauchas.
En el merecido homenaje de esta tarde, cada uno de los dueños de yate que tripulaban en fila sobre las esta vez dóciles aguas del Pacífico tenían más que claro este punto: siempre es admirable que exista alguien que haga lo que ya nadie está dispuesto a hacer. Hasta el límite de la autoinmolación.

30/8/11

Mucho más allá de los estrógenos, la Ciudad de Luz


Esto no es exactamente reciente. En rigor, lleva ya un tiempo, un par de años. Y que nadie me acuse de nada; simplemente, por una razón de estricta “estadística”, es así. Lo pongo de esta manera: supongamos que existiera un diario –hoy por hoy, de hecho, perfectamente se podría hablar de una red social- encabezado y escrito sólo por mujeres. En éste, este diario virtual, se publica cierta clase muy específica de información: huestes de ángeles socorredores, sanaciones a distancia, portales energéticos que se abren, naves nodrizas que nos supervisan, etc. Y en lo que se refiere a nuestro territorio en particular: que frente a nuestras costas –o bajo ellas- se escondería una ciudad de luz. De hecho, esto explicaría en parte los varios avistamientos de ovnis que se habrían percibido sumergiéndose o sobrevolando nuestras rugidoras aguas del Pacífico –asunto que incluso ha alcanzado cierta repercusión en la prensa regional-. Materia de debate se vuelve ahora el determinar con exactitud dónde se encontraría dicha ciudad. Cuestión para nada menor si se considera que en este plano de las polaridades siempre junto a la luz, muy cerca está la oscuridad. Es decir, si el foco de luz está aquí, poco más allá la negrura se impone.
(Escribo esto y es casi instantáneo que recuerde lo escrito por mi amigo Américo en su blog hace unos años leer aquí. Es la fuerza de la palabra escrita, lo tengo clarísimo, que hace que ese testimonio redactado hace ya rato cobre un énfasis especial. Es sólo un antecedente, por cierto, pero que me aporta un elemento interesante en esta candente cuestión.)
Focos de luz más, focos de luz menos, que nadie se alarme: esta es la repercusión a escala local del trastorno mayor que se experimenta a nivel planetario. Los contrastes parecen intensificarse de forma repentina y brutal para, ¿terminar definitivamente aplacándose? Más bien, sospecho, todo va a mutar, a cambiar de plano. Como dice Julio Pagano, cada uno de nosotros somos semillas que no podemos más que germinar y florecer. Todos. Es nuestra condición más esencial. El proceso que se vive ahora podría entonces, de igual manera, entenderse como el pataleo propio del polluelo habituado durante demasiado tiempo a la sedentaria vida dentro del nido ahora empujado árbol abajo a que ponga en acción sus alas. A que agite esas largas y fantásticas extremidades entumecidas y de una buena vez se largue a volar.
Soy testigo privilegiado de estas casi diarias reuniones de pauta de esta nueva prensa femenina. Los varones, lo aclaro, no es que no participen en éstas pero constituyen clara minoría. Estamos atentos, expectantes, al aguaite ante esta poderosa sensibilidad que repunta y se dispara, aportando al debate con los contenidos más disparatados e improbables que nuestra mente antigua quiera considerar.

9/6/11

Chemtrail en Algarrobo


Debo ser franco: desde que apareció internet todo se fue al carajo.
Siempre se habló de que los seres humanos necesitamos de la información para completarnos como individuos, para armarnos una imagen más precisa de nuestro entorno, para saber dónde estamos pisando. Hoy, como cualquiera lo sabe, los contenidos, los verdaderos contenidos, emigraron definitivamente hacia la web. Ahí está todo: la jalea completa que se va generando en este planeta circula por el carril cibernético, no por otra parte. Desde la mierda más mierda hasta los análisis más sesudos, actuales y pormenorizados. Así, es fácil que nuestra dependencia alcance niveles brutales.
Sensibilidades volubles, las nuestras, ávidas de información veraz, creemos pillar la hebra de la información real, vedada en los medios masivos, los otros medios, y ¡cómo no sentir que nuestra obligación es volcarnos con pasión a atender a lo que ésta nos ofrece! Hasta hace un tiempo todavía se hablaba de contracultura. Hoy vamos de progresista, alternativo, antisistémico, prensa no-alineada a... cibercultura. La cibercultura es eso: hacer un repaso diario, al minuto, feroz, de cuanto contenido de avanzada pulule por el ciber-espacio, agregar tus comments y hacer que circule, reintegrarla al flujo. Existe un blog (hoy página) por mi muy querido, encabezado por una española ultra matea. Partió como portal de estudio exclusivo del fenómeno "chemtrail" pero hoy extiende sus intereses por el amplio abanico de las cuestiones conspiracionales. Su feligresía es numerosísima: Trinity a Tierra. En Trinity, por ejemplo, el fenómeno del 15M -cómo no- muy tempranamente se abordó y celebró como un suceso refrescante y esperanzador para el planeta, en plena consonancia con el resto de la tribuna sensible y progresista. Pronto, sin embargo, aquella opinión inicial viró radicalmente: el 15M, a la luz de una exhaustiva investigación, no sería más que otro movimiento orquestado por la hábil mano de la Élite para solapadamente ponerse a la cabeza de cierta masa crítica (y su consiguiente línea de acción social) a la que habría que rápidamente someter y controlar. Es decir, las hordas de tipos que pernoctan en las plazas, detienen el tránsito y expresan su malestar por el sistema en distintas ciudades de la vieja Europa, más que indignados, sería más adecuado, según Trinity, tildarlos de meros babosos manipulados por la misma mano que quiere seguir llenándolos de tarjetas de crédito, hipnotizándolos con sus espúreos contenidos y llevándolos a hacer lo que ella quiere que hagan.
Puesto al día en esta clase de informaciones, salgo al patio en busca de un poco de leña para la chimenea, y entre los pinos distingo una delgada línea blanca que atraviesa en diagonal el prístino cielo de junio: ¡Horror! ¡Un chemtrail!
Antes, uno hojeaba cualquiera de los viejos y fieles tomos de la enciclopedia Monitor y se encontraba con la misma, clásica y rancia información: las largas siete décadas de reinado de Luis XIV en la corte de Versalles, el trascendental estreno de Tristán e Isolda de Wagner en Múnich, el bombardeo nipón en Pearl Harbor... Revisabas páginas y páginas de noble y enmohecida información con entera calma y sentías también como el moho te iba cubriendo poco a poco, como a una apolínea estatua de algún jardín palaciego. Hoy, el acceso a este flujo de la información que no cesa ni por un segundo, más que garantizar el fortalecimiento de un público instruido y deliberante, por momentos no parece más que asegurar la formación de sujetos sometidos hasta el límite de sus capacidades por uno de los más brutales shocks culturales de los que nuestra civilización guarde registro.

27/5/11

Que o la Tumba


Joaquín Figueroa y Luis Casado nos entregan esta actualizadísima versión de nuestro Himno Patrio

11/5/11

La Avidez, por Don Papay


El lunes terminé presenciando, a duras penas, un triste espectáculo.
La television, los canales (que a estas alturas poco tienen de "canales" pues apenas sí llevan agua; son hilillos comunicacionales más bien, que denuncia que dan o pie que pisan, peligra con estropear algún vínculo comercial sagrado, cual es desenmascarar, herir u ofender a uno de sus auspiciadores, a los cuales si les denuncia más de la cuenta, simplemente les retiran "la pauta". Y se acaba "el negocio".)
Como decía, a eso de las 14.45 me extrañó que todo siguiera su vida normal. A las tres se votaría el Proyecto HidroAysen y la programación como si nada, llena, repleta, saturada de "entretención", regla comunicacional básica ésta, para que las personas se mantengan "entretenidas", pendientes de quien logrará pasar a la segunda etapa de un mediocre concurso de imitadores, ni siquiera de cantantes, de imitadores de otros que en realidad cantan. Siguieron las teleseries y los realitys y algunos “despachos desde nuestra central de noticias" como pomposamente le llaman al hecho de dar cuenta de pequeños asaltos, de malacatosos de cuarta, algunos incendios y por supuesto choques "por alcance". Solo CNN-Chile siguió las alternativas, paso a paso, modestamente, con medios hasta simpáticos, como notas y entrevistas hechas en web-cam y celulares, de uno de los eventos más relevantes, más escandalosos, osados y más desfachatados que privados hayan cometido contra nuestro patrimonio en años.
Aquí, se trata de meterle mano, corregir, desviar, enmendar, alterar, suprimir, eliminar, agregar a algo considerado unánimemente como uno de los paisajes y reservas más bellas y prístinas de nuestro cansado y manoseado planeta. Pues allí llegaron ellos, los hombres de negocio, a visualizar la posibilidad de transformar esos colosales torrentes de inmaculadas aguas en monedas."Oportunidad de Negocios" se llama esto; aquí no hay, no existe ni en broma una mirada de beneficencia, de amor al país, al punto tal que los capitales, los mandantes de este oprobio, en Roma o en Madrid, entre el humo de sus habanos apenas sí saben lo y a quienes están mancillando, "Negocios son negocios", dicen ellos y sus compinches locales (el apellido Matte, lo oí ayer por primera vez) van aun mas lejos. “Crecimiento", le llaman a esto.
Los medios locales lo ignoraron, incluso en sus noticieros centrales. Vi una entrevista a tres bandas entre el periodista Del Rio y los señores Bernardo y Fernández ¡recién a eso de la 1.35 de la mañana!
Cuantos eventos mediocres hacen desplegar toda la estructura de los canales en la calle, en terreno; en época de Festival de Viña la opinión más idiota del más idiota de los invitados tiene repercusión nacional. Para qué hablar del deporte... que mantiene al 90% de nuestros hombres pegados a su cama o su sillón, con una chela en la mano sintiendo que a pesar de su prominente panza, él también juega, él es quien va a servir ese corner… Mientras, los locutores recorren el diccionario en busca de términos rebuscados y a gritos se lamentan por un cobro referil a todas luces errado. Esta vez, una vez más, los medios nos mantienen entretenidos: que nadie vaya a pensar ni darse cuenta que hay una realidad paralela que reclama de ellos, de todos nosotros, para que de una vez por todas asumamos nuestros asuntos.
Pues bien, nadie se enteró siquiera de quienes eran los "DOCE", esos apóstoles aparecidos, quienes eran esos Seremis, quienes eran esos doce jueces de los que pendía el destino de la Patagonia, nadie supo nada, ni sus gestos, ni sus rostros, ni menos su nivel de competencia como para tomar decisiones en aéreas de gran especificidad técnica.
Mi clamor no lo enfoco, en esta oportunidad, hacia el fondo de este asunto -para eso habrá tiempo y otras instancias-, me detengo en esta crónica en los malos chilenos que dirigen y manipulan la comunicación, los medios en su gran mayoría (felizmente hay excepciones). Que el lunes dejaron pasar este evento vital, casi como un choque más, un alunizaje, como en forma vulgar se refieren a cierto tipo de ilícito.
Si en su momento Bielsa hubiese sufrido algún tipo de afrenta, como por ejemplo tirarle un huevo, los medios habrían estado siguiendo el "evento" poco menos que en cadena nacional y sin descansar hasta dar definitivamente con el dueño y el encargado del criadero, de la gallina incluso, desde donde salió el huevo.
Mal para ellos, vergüenza. No estuvieron allí y no nos informaron debidamente las dimensiones de la primera estocada, de la primera puñalada inmunda, que ya ensució con su herida la zona más bella y limpia del planeta y que si NO nos informan de aqui en adelante, no nos daremos ni cuenta cuando le hagan a esta nuestra bella tierra, una herida, un solo tajo de más de dos mil trescientos kilómetros, lacerando a todo Chile y a todos los chilenos.

10/5/11

HidrAysén, por Hervé Tusak


No soy un escéptico, un desencantado sin más. Tampoco el clásico sujeto medianamente instruido que capota sepultado bajo la estantería de sus propios conocimientos. En rigor, soy consciente de dicho peligro y procuro evitar arroparme con las plúmbeas vestimentas del cinismo más ruin e inoperante.
"HidrAysén, HidrAysén", me corrigió anoche una y otra vez mi amiga Claudia. Ofuscada, rebautizó el maldito megaproyecto con la acertada evocación de la insaciable bestia de mil cabezas pestilentes. En el fondo, para cualquiera de nosotros es fácil reemplazar las cabezas reptiloides del monstruo original por las (no mucho menos reptiloides) de Piñera, Hinzpeter, Fernández y co. (la de Alinco no alcanza a merecer ese estatus, por charcha). Claudia salió a la calle, corrió a Plaza Italia y como una adolescente tuiteaba cada cinco minutos el desarrollo de la protesta. Yo no la acompañé, lo aclaro, porque mi retiro playero todavía no acaba.
Los titulares de la tarde dieron cuenta de la aprobación del proyecto con un "no hubo sorpresas, se dio la lógica". Por la mañana, el mismo Hinzpeter (evito referirme a éste con el rebautizo ciudadano de Hinzperro porque en esto nuestros chuchos poco tienen que ver) había declarado que la colección de represas en la Patagonia era algo "bueno para el país"; pocas horas más tarde, una docena de subordinados de gobierno no harían más que proceder ante el dictamen superior. Más temprano, Mosciatti desde tu tribuna televisiva daba en forma justa, clara y pormenorizada las razones por las que nadie medianamente decente podía sentir algo de simpatía por la HidrAysén. Pero la leche ya estaba más que cocinada.
No es que el peso de la experiencia y los conocimientos sepulte cualquier iniciativa voluntariosa y decidida. No. Pero, ¿no son acaso las razones del billete las que terminan una y otra vez imponiendo sus términos? Basta leer a Altamirano en sus memorias evocando el urgido consejo que el mismísimo Fidel Castro le daba a la cúpula de gobierno de la UP: "eviten a toda costa enemistarse con Estados Unidos". Si se ponen en mala con el Gran Hermano, la cosa se les pondrá fea, muy fea; el gigantón del Norte te aprieta el cogote y mejor ni pensar. Esto sigue funcionando como en el colegio, el internado... o el Far West. A comienzo de año, nadie se escandalizó demasiado cuando el verborreico Alan García dijo "con Brasil no se negocia, se acepta". Mal que mal, tras la samba, el carnaval y el jogo bonito, cualquiera sabe que Brasil se impone sin contrapesos en el vecindario por su fenomenal potencial y envergadura económica. Los términos del más fuerte serán los que "tarde o temprano" -remedando a Fernández en relación a HidrAysén- terminarán imponiéndose.
Ahora bien, todo lo hasta ahora dicho puede ser refutado radicalmente redefiniendo quién es verdaderamente el más fuerte, o, dicho de otro modo, dónde se concentra verdaderamente el poder. Hace un siglo y medio atrás un puñado de ideólogos enarbolaron el mote del "proletariado" como bandera de lucha. Hoy, tras décadas y décadas de conflicto, aquella línea de acción parece haber caído en un total desprestigio. Pero, por más que intente acallarlo la élite dirigente, todavía está el pueblo, la gente, la masa pensante, vociferante y sensible. Nuestro poder está intacto: basta que nos pongamos de acuerdo para que cualquier orden emitida de "arriba" colapse miserablemente.

4/5/11

Desde mi ventanal... indignado, por Don Papay


El Batallador me da una oportunidad esperada -por mi, al menos- para "sacarlo todo afuera"... ¿Como la primavera? No necesariamente. Es solo un berrinche producto de la lectura desalentadora que se tiene del entorno, ese que nos alcanza a todos, ese que incluye lo único que tenemos en común verdaderamente todos cuantos habitamos este planeta: el aire. Hemos llegado a envenenar la fuente misma de nuestra vida. Desde allí se hace incluso más facil y aterradoramente comprensible ver como nuestros congéneres se comportan; algunos de ellos, de hecho, una minoría abismante, que sin pensar en sus hijos y nietos, estrujan el planeta hasta dejarlo como deshechado limón.
El "crecimiento" es el objetivo supremo. Crecer y crecer a como de lugar, sin reparar aparentemente que no hay otra manera de crecer que no sea usando los bienes comunes hasta su agotamiento; hay excepciones por cierto, pero "los grandes", a esos les importa cero.
La medida de bienestar en los grandes números es cuanto se ha crecido, considerando en este empeño incluso, en forma patética, áreas como la salud, la delincuencia y la educación, éstas también son variables económicas.
En USA, por ejemplo, la salud representa un 17% del PGB, de lo que se deduce que si hubiera más enfermos y se dilataran más sus enfermedades, esto podría aportar más, es decir, sería una variable de crecimiento. Lo mismo con la delincuencia, las cárceles concesionadas necesitan de más presos, de más delincuencia, una mecánica a todas luces perversa.
La concentracion de la riqueza es algo deplorable: un 4% es dueño del 60% de la riqueza. El 40% restante deben repartírselo entre el 96% de todos nosotros. Además, considerada por algunos estudiosos un "vicio", la ambicion es desenfrenada, el tener le dobló la mano al ser hace mucho rato ya, el Buda con su postulado de que "el apego a las cosas es definitivamente causa del sufrimiento" importa cero, en la medida que HOY yo pueda acceder a lo que quiero.
En una escala menor -y aún más patética-, los emergentes, como se les denomina ahora, se dejan estrujar hasta que no les quede un pesito en el bolsillo, hasta el último céntimo de sus miserables sueldos va a parar a las faltriqueras de alguno de "los grandes"; Falabella viene a ser como la Capilla Sixtina y los devotos con sus tarjetas maltrechas, endeudándose en forma desenfrenada compran fósforos, confort, margarina en 12 cuotas, si no más...Prender la cocina a plazo, limpiarse el poto en cuotas y esparcir con amargura e impotencia la margarina en la mesa familiar, hace que la gente se coma su pan con desconcierto, incertidumbre y pena, allí ya no se come, se rumea.
Este es un tema para un análisis más delicado que este que hago ahora. Les pido a mis amigos lectores que por esta vez toleren mi falta de rigor. Hace rato que estaba en deuda con mi amigo Hervé y he escrito esta columna casi sin meditarla, pues como si fuera poco, lo hago desde la pasividad, la tranquilidad de un personaje como yo que ha ordenado su entorno con total austeridad, que se salió completamente del carrusel maldito que he intentado describir, que no debe, ni pide un centavo, que tiene la posibilidad de mirar las nubes en horas de trabajo, porque ya trabajé, ya cumplí y me salí cuando me di cuenta que estaba en el juego equivocado. Yo estoy contento, ocurre que sufro por los que sufren.
Resumo mi sentir en las palabras de Gandhi: "El planeta tierra es lo suficientemente grande como para todos, menos para los ambiciosos que lo encuentran demasiado chico"

3/5/11

El Tarado Letrado, por Hervé Tusak


Ayer, tras leer la última columna de Navia (leer aquí) que un amigo gentilmente me envió, se me vinieron a la cabeza esas ideas locas que tenía uno de escolar de jugar a periodista, de fundar una revista. Hoy, veinte años después, el ejemplo de nuestro destacado comentarista político inesperadamente me ofrece una nueva alternativa de publicación: Los Idiotas al Poder. Una edición, tal vez quincenal, armada en base a las contribuciones de un escogido grupo de personajes, poseedores todos de un currículo sobresaliente (sobre todo a nivel académico), el cual -tal como el mismo Navia nos enseña en su blog- iría junto a cada artículo exhibiéndose en un bloque lateral, condensado pero sucinto. La calidad visual de la revista capto que debería ser necesariamente alta, dado que los contenidos mismos de ésta serían mierda pura. Sí, sin ambages, sin innecesarios remilgos. Son los idiotas, como reza su nombre, quienes se darían maña para marcar con su tinta las sesenta y tantas -tal vez ochenta, considerando las coloridas intervenciones publicitarias- páginas de la revista con su arte de emitir una sarta de lugares comunes de manera amena y proporcionada. Nadie esperaría leer aquí algo verdaderamente esclarecedor, punzante, jugado, de un vuelo intelectual que sea medianamente alto. Sólo contenidos al ras, al ras de la estulticia y la obsecuencia.
Y el caso particular de este hijo de pastor evangélico -y su proverbial sonsonete de cuasi enfermo mental- contribuiría de manera ideal con la voz del prototipo de esbirro de cierto organismo de estado yanqui, de sobrealimentado académico de cierta universidad del primer mundo que cada quince días, desde su climatizada oficina con vista a un parque con anaranjados maples, nos abastecería con sus siempre biensonantes análisis de la realidad circundante.
Sospecho que quizá no serían pocos los lectores de una revista así...

2/5/11

La Mejor Foto de la Boda Real

En los balcones de Buckingham...

5/4/11

Karadigma, por Hervé Tusak


Estoy cierto que han sido sus alcances teocráticos los que han hecho que el caso Karadima esté captando un interés tan macizo entre las sensibilidades más preclaras de este país; entre éstas, mi buen amigo Bilz. Desde su refugio campesino, Bilz no se ha detenido en los últimos días elaborando, a golpe de mouse, una brillante serie de comentarios visuales en torno a este candente asunto (como muestra, el botón de arriba). La breve aclaración aparecida hoy en el diario de Edwards firmada por Matte no hace más que acentuar mi criterio: el top 77 de los billonarios a nivel mundial viéndose obligado a hacer un rápido mea culpa, en pos de salvaguardar su imagen pública, reconociendo que erró al pretender reunirse en forma privada con el fiscal nacional, en su afán por defender incondicionalmente a su viejo amigo el cura. El consejo lanzado por la mismísima Sra. Matte a uno de los acusadores del vejete de los toqueteos, cuando recién se destapaba la olla, de que "mejor se fuera a Hollywood a exhibir sus dotes como actor" todavía resuena con demasiada claridad. Que gente tan encumbrada, tan emperingotada, haya prestado sus auxilios en forma tan abierta, tan desusadamente pública, mediática (diría, ordinaria) es algo que, en lo estrictamente personal, casi enternece.
Es que a veces vuelve a sorprender reparar el grado de encarcelamiento interno, encorsetamiento brutal en que vive toda esta gente. La cadena maciza que parecen cargar con cierto orgullo (orgullo de clase) y que, en casos como el del cura viciosillo de El Bosque, los hace reaccionar con la actitud enceguecida y obtusa propia del fanático.
Creo entender mejor ahora por qué toda esta gente pregona y suscribe con casi histérica vehemencia las virtudes del neoliberalismo: en el fondo ante tanta represión interna, ante tanto crucifijo flagelador, no les queda más que buscar consuelo entregándose de lleno a los desenfrenos del mercado.