
Se adelanta la lectura del Domingo, por ser el lunes día de "San Cristóbal el descubriente"
"Ánimo...Ánimo!" díjole el Maestro al menesteroso, ciego y cojo..."Tu fed [?] te ha sanado..."
"Pero cómooo?....Maestro, si llevo así casi catorce años y ni siquiera en fonasa me atención dadme, he padecido como padeció aquel, que sin ver viese y como el que en loca carrera su cuerpo estrellase! [o sea ver estrellas] en el muro, sus lamentos. Mi cuerpo maltrecho soporta sin gloria: desprecios e insultos, que por entretened otros propinan a este pobre ciervo."
El Maestro lo miró fijamente [fixamente se le dice también] y de la cesta tomando una hogaza de pan partiola en tres diciendo:
"¿Sois hijos de Israel?...Pues ved y comed que como al sediento os será dado, mas si por porfía ocultases el martillo, la vid y la simiente, entonces, no preguntéis al enfermo. Id, id por el camino a Jericó y llevad el cordero pascual con vosotros".
Y rasgando un trozo de paño, cerró los ojos y dijo:
"¡Mi sangre es bebida!"
Los labriegos, el menesteroso y otros aldeanos se retiraron cabizbajos diciendo:
"Está bien... chis!...pero y nosotros ¿¿cuándo??..."
1 comentario:
Maestro, maestro, tu palabras ocultas permanecen para mí. Aun así, me contento con tu relato, y el relato que el relator hace. Quisiera seguir escuchando a este Creador, pues a mi alma ha inquietado por saber cómo continuaría su relato, tan bien hilado como impenetrable para mi alma profana.
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