28/11/20

Simposio Médico Chileno-Argentino, un foco de luz en medio del oscurantismo en torno a la hipermediatizada pandemia


 

Durante buena parte del día de hoy, sábado 28 de noviembre, se desarrolló una de las instancias más relevantes en materia de reflexión y debate científico en torno al gran fenómeno socio-político-sanitario, conocido como la pandemia del COVID, que se haya realizado en Chile hasta la fecha. Se trató del Simposio Médico Chileno-Argentino, organizado por Radio El Mirador del Gallo y la naciente agrupación nacional Médicos por la Libertad, y que contó además con el apoyo de la Organización Médica Peruana de Investigación.

10/10/20

"Los transgénicos han sido uno de los mayores desastres económicos de la historia". Ignacio Chapela, autoridad mundial en OGM

Por Pablo Salinas

Tras algo más de un año de tramitación, el miércoles 7 recién pasado el Ministerio de Agricultura argentino dio a conocer una medida que, casi desapercibida en Chile, puede terminar acarreando repercusiones de envergadura no solo a nivel nacional, sino a escala planetaria: la primera semilla de trigo intervenida genéticamente obtuvo luz verde para su comercialización. Bajo el nombre de HB4, este nuevo invento de la bioingeniería tiene -al menos- dos particularidades que merecen consignarse. Es el fruto del trabajo de un equipo de técnicos argentinos, liderado por Raquel Chan -bioquímica nacida en Buenos Aires en 1959 y formada en Israel- y, además, tiene como su punto de origen uno de los países más larga y fuertemente asociados a la agricultura en base a material genéticamente manipulado, como es la soya TH, diseminada en millones de hectáreas por los campos trasandinos.

21/6/20

La dramática y poco conocida realidad de los pesticidas en Chile

 
El miércoles 17 de junio recién pasado se dio a conocer en Francia un estudio sobre una materia poco atendida pero altamente relevante: la presencia de pesticidas en el agua potable. 

Pero hablar de “pesticidas” es vago. Se trata de agrotóxicos -productos químicos empleados en labores agrícolas- que, en rigor, se deben definir como perturbadores endocrinos (PE), cancerígenos mutágenos y reprotóxicos. Estos productos ampliamente utilizados en casi todo el mundo (según la legislación imperante en cada país, como veremos más adelante) concentran sus efectos nocivos en la salud humana y de los organismos vivos en esos tres aspectos: alterando el normal funcionamiento de las glándulas endocrinas lo que genera un desequilibrio hormonal, aumentando la mutación celular propiciando la aparición de cáncer y alterando la fertilidad.

El estudio dado a conocer esta semana, llevado a cabo por la ONG Générations Futures, arrojó resultados alarmantes, detectándose una presencia porcentualmente alta de diversos pesticidas (35,6% de las muestras analizadas), muchos de los cuales tienen uso prohibido dentro de la Unión Europea desde hace años. De las 10 moléculas más detectadas, 7 son de uso ilegal, sin embargo, aun permanecen plenamente presentes en el medio ambiente. El director de la ONG, François Veillerette, sintetiza el fenómeno: “esto demuestra que pagamos la contaminación del agua durante largo tiempo, ya que una vez que los pesticidas están en el suelo, descienden lentamente hacia las napas freáticas, lo que puede significar un período de años, a veces diez o veinte años.” 


 Portada del estudio dado a conocer el 17 de junio

El cuadro agudiza su gravedad cuando salimos de la Unión Europea y nos enfocamos en la realidad de nuestros países latinoamericanos. En Chile, de hecho, de los 10 pesticidas presentes en el agua potable francesa, solo uno está prohibido (el alacloro, desde 2011). El resto, todos gozan de completa autorización para comercializarse, distribuirse y usarse en labores agrícolas. Echemos una mirada a cada uno de ellos:

Metolacloro: Herbicida. Calificado por la Agencia de Protección Ambiental de EEUU como cancerígeno. La misma multinacional Sygenta, su fabricante, advierte sobre su capacidad de contaminar las napas subterráneas. Estudios han comprobado su efecto nocivo en los linfocitos humanos y en el crecimiento celular.

Antraquinona. Fungicida. Efecto repulsivo en aves. Irritante.

Simazina. Herbicida. De la familia de las trizinas. Estudios demuestran que genera aumento en aparición de tumores mamarios.

Atrazina. Herbicida. Uno de los herbicidas más usados en todo el mundo y, también, uno de los más dañinos para la vida vegetal, animal y humana. Pertenece a la misma familia que la simazina y actúa inhibiendo la fotosíntesis. Señeras son las investigaciones del biólogo afroamericano Tyrone Hayes quien, contratado en 1997 por la suiza Novartis -hoy Sygenta- para estudiar este agroquímico, descubre sus importantes efectos adversos. La firma prescinde de sus servicios, pero Hayes prosigue con sus indagaciones en forma independiente. La atrazina es un poderoso inductor de cáncer mamario y de próstata, generando desarreglos reproductivos en anfibios y un extraordinario fenómeno de cambio de sexo en renacuajos. Entre 2002 y 2006, el Instituto de la Salud y la Investigación Médica de Francia (INSERM) realizó un profundo estudio en 3.500 mujeres en estado inicial de embarazo, detectándose que aquellas con trazas de atrazina en la orina tenían un 70% de riesgo suplementario de dar a luz niños con una “débil circunferencia craneal” con, por tanto, menor desarrollo cognitivo.

Oxicidil. Fungicida. Cancerígeno. Irritante del hígado.

Diclorobenil. Herbicida. Tóxico en mamíferos, organismos acuáticos y abejas. Efecto en hígado y riñones. Desde mediados del 2000, diversos estudios coinciden en destacar que resulta moderadamente persistente en los suelos pero altamente persistente en el agua.

La publicación de este estudio francés se hace mientras en Chile el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) gestiona una actualización normativa para el uso de material genéticamente modificado en el país, cuestión que, en la práctica, se traduce como un esfuerzo para fomentar el desarrollo de los transgénicos (OGM) dentro de la producción agrícola nacional. Tras algo más de veinte años desde que su uso se extendió y se hizo intensivo en gran parte del planeta, la promesa de los OGM terminó desvaneciéndose miserablemente. La intervención genética de las semillas para conseguir plantas impenetrables para las plagas no consiguió otra cosa más que propiciar la aparición de “super-malezas” y “super-insectos”, generando, de esta forma un cada vez más alto uso de pesticidas.

Pesticidas que, como ahora sabemos, no solo terminan cargando de tóxicos los vegetales que día a día nos sirven de alimento, sino que además llegan al agua potable de millones de hogares.

Visite la página de la Red de Acción de Plaguicidas (Chile):
RAP-CHILE

30/5/20

Stefan Lanka, o el gran cuestionamiento a la existencia de los virus


 Por Pablo Salinas

Entrado y bien entrado el siglo XXI, a la gente se le pone bien cuesta arriba enfocar con cuestionamiento ciertas materias, ciertas materias presentadas como verdades, es decir, materias que alcanzan estatus de dogma. La actual crisis del COVID permite que el fenómeno quede expuesto con claridad inusitada. El planeta entero sumergido en cosa de meses -o apenas semanas- en un trance de tipo sanitario y, por consiguiente, empujado a poner bien en caliente cuestiones -cuestiones médicas- cuya circulación, hasta antes, se limitaba a la estricta órbita de los especialistas. La infectología, muy predominantemente, se saca desde estantería de la academia y los laboratorios, pero solo en clave de becerro de oro: aquí la tienen, consúltenla, ella guiará sus pasos. Deslizar un comentario revisor, un cuestionamiento, nunca bienvenido, menos ahora.

Se trata de verdades tomadas y asumidas como graníticas; cualquier duda sobre cuán sólidamente construido está uno o varios de sus pisos es tomado como broma de mal gusto, propia de alguien o muy poco instruido, o derechamente no del todo dentro de sus cabales. La teoría de las enfermedades infecciosas está tan profundamente metida -quizá convendría más decir “inoculada”- en nuestras sociedades que, de hecho, se arrellana bien a la vanguardia de nuestro condicionamiento cultural.

Pero pensemos en Aristarco de Samos. Siglo III antes de Cristo. Se le consigna como el primero en postular a que el Sol era el centro y la Tierra solo un planeta que giraba en torno a este, cuestionando de raíz la tesis entonces con largueza imperante que sentenciaba justo lo contrario. Un contemporáneo suyo, de mucho mayor fama, Arquímedes, se refiere al sujeto y consigna la hipótesis. ¿Cuánto siglos pasaron? Dieciséis, diecisiete siglos hasta que Copérnico osara apuntar contra el dogma y reflotar el postulado del griego. Durante largos diecisiete siglos cientos de sabios, estudiosos, mentes conspicuas, no alcanzaron a detectar el mérito y justeza de la teoría, y recién entrado el 1500, la verdad empezó poco a poco a emerger entre las negruras del dogma. Y el tránsito, lejos de expedito, tomó otros casi dos siglos. La Tierra es redonda y gira en torno al Sol. Una verdad, hoy básica, escolar, pudo finalmente establecerse en nuestro orden de cosas no solo gracias al trabajo de grandes hombres, sino también a una mayúscula cuota de coraje y determinación (uno de ellos, 1600, por aventurarse a declarar que nuestra Tierra no solo giraba en torno al Sol, sino que además existían muchos sistemas planetarios similares al nuestro, pasó ocho años preso y ¡terminó quemado vivo!)


Aristarco de Samos, el gran adelantado de la teoría heliocéntrica

Ya bien antes de la irrupción del COVID, varios científicos formularon sus críticas al modelo imperante, en rigor, los principio de la infectología. No fueron bien tratados, por cierto. El caso de uno de ellos merece nuestra atención. Stefan Lanka. Si lo googlean, de seguro junto con una breve e imprecisa entrada suya en Wikipedia -sintomático-, se encontrarán con varias otras respecto a la controversia que alcanzó repercusión mediática mundial: este biólogo alemán, con toda una carrera en el campo de la investigación virológica, ofreció públicamente en 2011 una recompensa de 100.000 euros a quien fuera capaz de presentar un estudio que comprobara la existencia del virus del sarampión. El desafío parecía de sobra tirado, si consideramos que ya en 1954 Enders y Pebbles habían dicho haber aislado dicho virus, permitiendo el desarrollo de una de las vacunas de uso más popularizado y extendido durante el siglo XX. Como era obvio, a los pocos meses, un tal David Bardens, en ese entonces estudiante de medicina, presenta seis estudios que a su juicio demuestran sobradamente lo requerido -entre estos, el fundacional de Enders y Pebbles- y exige la recompensa. Sin embargo, Lanka rechaza los seis. Ninguno entrega pruebas fehacientes de la existencia del virus.

El asunto pasa a la justicia. En marzo de 2015, una corte del distrito de Ravensburg declara que el criterio del anuncio hecho por Lanka ha sido cumplido por el material presentado por Bardens y ordena el pago. Lanka, firme, apela. El caso pasa a un estamento judicial superior, la Corte de Stuttgart, la que revierte el primer fallo. No se han presentado evidencias suficientes. Finalmente, en enero de 2017, la Corte Federal alemana ratifica la sentencia. Durante este histórico proceso final, se convoca un panel de expertos. Entre estos, el doctor Andreas Podbielski, jefe del departamento de Microbiología Médica de la Universidad de Rostock. Lo que este declara resulta aturdidor: la existencia del virus del sarampión solo puede deducirse de las conclusiones de los estudios presentados, pero en ningún caso demostrarse. Ninguno de los estudios (Enders, por ejemplo, es premio Nobel por sus investigaciones en virología) se habían realizado bajo estándares de control básicos, acusando, según Podbielski, una evidente “debilidad metodológica” (!)

Durante todo este lapso, aparte del estudiante de medicina, nadie más ha presentado evidencias. Como tampoco, ni la BBC ni The Guardian ni los principales medios que cubrieron el primer fallo adverso a Lanka se han hecho parte del desenlace del proceso.

Mayo 2020. La oferta de los 100 mil euros sigue en pie. Nadie en el mundo ha sido capaz de presentar pruebas científicas de que el virus del sarampión verdaderamente existe.

27/5/20

"Pandemia": El momento de dar vuelta la página


Por Pablo Salinas

Ya va quedando demasiado claro que a una buena parte de la población de este planeta le atraía, le interesaba, incluso ansiaba verse enfrentada a una amenaza mayor, formar parte de esa cinta bastante trillada donde una bestia negra pasea su pestilente sombra por las calles de una ciudad semi abandonada. Ahora la bestia llegó en formato diminuto (en rigor, nanométrico), cargando más de un nombre (un detalle de complicación extra contribuye al suspenso) y una tajada importante de las audiencias parece conforme con la oferta. Parecen conformes porque insisten majaderamente en deglutir el trance en clave de pesadilla. El lente está enfocado solo para apuntar a la parte oscura del fenómeno; se nubla miserablemente cuando recorre la totalidad del molde.

El famoso COVID entró en escena primero en el norte. De China dio un salto grande hasta Irán, luego se encaprichó con Italia y terminó repartiéndose en forma desigual por el resto de Europa. Hace tres meses, nosotros en Latinoamérica cerrábamos el verano con noticias de ciudades enteras en Lombardía siendo asoladas por este nuevo virus y casi nadie (menos a la distancia) podía atreverse a subestimar el poder de fuego del incipiente trastorno. Giorgio Agamben, sin embargo, lo hizo, y se ganó una respuesta brutal, maciza e internacional, que no hizo más que sumar más volumen a medida que los días pasaron y las víctimas fatales se fueron sumando. Y lo que Agamben hizo -en ningún caso probarse de improviso los ropajes del investigador médico, asunto que empezó a ser deporte durante el transcurso de la epidemia- fue simple y limpiamente remitirse a interpretar los primeros informes entregados por los órganos de salud oficiales, los cuales corregían rotundamente a la baja la real estatura del monstruo.

Pese a la histérica arremetida contra Agamben y las pocas voces que osaron cuestionar la afinación de la canción oficial, la materia gris europea siguió activa, aportando luces. Jean-Dominique Michel, antropólogo de la salud suizo, tipo con toda una vida hecha en torno a la investigación y la reflexión sobre el fenómeno de las enfermedades y las epidemias, pudo poner en práctica en carne propia todo lo que pronto había aprendido respecto al nuevo virus. Cayó contagiado, probó en primera persona el tratamiento que le merecía mayor confianza, superó sin mayor drama el mal y compartió lo aprendido: la peste china no podía ser considerada bajo ningún criterio científico ni más poderosa ni más mortal que un brote de influenza típico de todos los años. Este último engendro de la familia de los Corona era apenas el pie; el resto de la estridencia venía por obra y gracia de un tratamiento mediático fuera de toda escala, "alucinado", como no dudó en tildarlo el helvético.

Fueron, por lo demás, los mismos investigadores -los de madera noble donde no entra el formón del lobby farmacéutico- quienes empezaron a dejar en evidencia lo contrahecho del tinglado, la trizadura más o menos severa en la fachada de la "pandemia": pese a tener este bicho nanométrico un poder de letalidad más bien menor (0,5% según el muy conservador Instituto Pasteur), una porción importante de las víctimas mueren por recibir un tratamiento incorrecto; más que destinar ingentes recursos en el contrasentido de dar con una vacuna para una enfermedad no-inmunizante mucho más lógica tiene ayudar a fortalecer el sistema inmunológico de cada cual, y la forma idónea de hacerlo es sociabilizando, tomando sol, haciendo ejercicio, justo lo contrario de lo que impone un régimen de confinamiento...

La sombra de este eclipse planetario se carga por estos días de este lado del globo. Además, los "expertos" -los hechos de corcho que hacen las figuritas según se les van dictando desde la cúpula- han dicho que ahora, una vez que COVID se despide del norte, ha llegado el turno de Latinoamérica. La horda de comentaristas pretendidamente más lúcidos seguro se frotan las manos: en la antesala buscaron incluso bajo la alfombra el eslabón perdido de la mega-catástrofe (una vía de inteligencia superlativa para poner en aprietos al gobierno de Piñera), ahora cualquier tintineo de vasos sobre la mesa tendrá luz verde para ser leído como inicio de terremoto. Pero el terremoto no está. Más bien, está y bien encima, pero no vendrá precisamente desde ese lado donde concentran sobrexcitados desde inicios de marzo la mirilla.

Régimen policíaco y todo un país semi paralizado por el muy rudimentario pretexto de una epidemia que no tiene nada de raro ni inusual.

Ya es tiempo de sacarse la venda y muy resulta y enérgicamente despertar.
 

29/4/20

Ante la epidemia, AFRICA ayuda a EUROPA


Nació en República Democrática del Congo, se tituló como médico en la Universidad de Kinshasa y posteriormente hizo dos posgrados, uno en la Sorbonne parisina y otro en la U. de Ottawa. Pero el interés de Jérôme Munyangi ha sido siempre entregar su aporte como médico y científico en su natal África. En 2011 fue reclutado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como investigador para enfermedades tropicales. Hoy, la misma OMS lo persigue. ¿Por qué? Sus estudios han ido desde hace algunos años reforzando la evidencia de los poderes curativos de la artemisia y, de la mano, subrayando en la urgencia de producir en África medicamentos para los africanos y dejar, de esa manera, de depender del monopolio de las farmacéuticas transnacionales. Los efectos preventivos de esta planta contra la malaria obtuvieron un respaldo mundial y definitivo en 2015 cuando la china Tu Youyou obtuvo el Nobel por su descubrimiento de la artemisinina, compuesto que ha ayudado a salvar la vida de millones contra esa enfermedad, obtenido precisamente de la artemisia.

Pero hoy Munyangi ha orientado el estudio de las cualidades terapéuticas de esta planta hacia el virus que asola al planeta, el COVID-19. "Las propiedades antivirales de la artemisia son de sobra conocidas. Responde generalmente muy bien en toda la familia de los coronavirus. Lo que ahora nos interesó detectar fue cuál era su acción contra este nuevo virus. Y la respuesta fue excelente", explica el joven científico. Quiso entregar en primer término los frutos de sus investigaciones a su país natal, pero no obtuvo respuesta por parte de las autoridades. Sin embargo, encontró una algo inesperada acogida en otro país de la Unión Africana, Madagascar. Los resultados de las investigaciones de Munyangi sirvieron de guía para el desarrollo de un brebaje en base a artemisia que bajo el nombre de "COVID-ORGANICS" fue presentado por el propio presidente de la nación malgache hace pocos días.

En paralelo, tanto la OMS como la Academia de Medicina Francesa se apuraron en desautorizar las conclusiones del investigador congeleño. Cuestión que este último apenas lamenta: "no veo por qué la academia francesa se pronuncia; no estoy haciendo mis investigaciones para los europeos, sino para mi pueblo, los africanos". Respecto a su antigua empleadora, Munyangi lanzó una alerta para que la OMS detenga los ensayos clínicos de una vacuna contra la malaria que violan en forma flagrante normas éticas internacionales: 720 mil niños africanos serán aleatoriamente seleccionados para testear un fármaco que en su fase III de ensayo de laboratorio reportó graves fallas.

Mientras la epidemia del COVID-19 acumula cientos de miles de contagiados y muertos en Europa, en África, pese a los alarmantes augurios, suma apenas unos cuantos cientos. Quizá ahora sean los africanos quienes hayan descubierto la solución para salvarle el pellejo a los europeos, y a gran parte del primer mundo. Pero, ante esta, los medios de prensa de las sociedades más ricas del planeta prefieren replicar presentando solapadamente a Munyangi como un rústico hechicero cubierto con un delantal blanco que ofrece desde su marmita una igualmente rústica "poción mágica".

13/4/20

El Foro de Davos, Bill Gates y su gran bola de cristal (made in China)

La combinación élite empresarial mundial + Fundación Bill Gates + pandemia quizá a muchos les resulta un cóctel difícil de tragar. Todavía más si se percibe en el ambiente cierto aroma a conspiración. Pareciera que hoy, para la gente seria, la primera urgencia es concentrarse en contener el avance del nuevo virus y minimizar las víctimas, y no escarbar en tentáculos ocultos, especular sobre supuestas maniobras, ardides, tramas. Pero una cosa es captar la urgencia sanitaria y otra preferir taparse ojos y oídos ante las evidencias del gran juego que nos deja a miles de millones de habitantes de este planeta como meras piezas encadenadas a un dictado mayor.

9/4/20

La "casa de papel" y el Sistema


Por Patricio Figueroa M.

“La casa de papel” es una serie española que luego de un gran éxito inicial en su país fue perdiendo audiencia en sus últimos capítulos. Directores, productores y actores creyeron entonces que con el episodio final de su tercera temporada había entrado, para quedarse definitivamente ahí, en la historia del rubro.