11/5/11

La Avidez, por Don Papay


El lunes terminé presenciando, a duras penas, un triste espectáculo.
La television, los canales (que a estas alturas poco tienen de "canales" pues apenas sí llevan agua; son hilillos comunicacionales más bien, que denuncia que dan o pie que pisan, peligra con estropear algún vínculo comercial sagrado, cual es desenmascarar, herir u ofender a uno de sus auspiciadores, a los cuales si les denuncia más de la cuenta, simplemente les retiran "la pauta". Y se acaba "el negocio".)
Como decía, a eso de las 14.45 me extrañó que todo siguiera su vida normal. A las tres se votaría el Proyecto HidroAysen y la programación como si nada, llena, repleta, saturada de "entretención", regla comunicacional básica ésta, para que las personas se mantengan "entretenidas", pendientes de quien logrará pasar a la segunda etapa de un mediocre concurso de imitadores, ni siquiera de cantantes, de imitadores de otros que en realidad cantan. Siguieron las teleseries y los realitys y algunos “despachos desde nuestra central de noticias" como pomposamente le llaman al hecho de dar cuenta de pequeños asaltos, de malacatosos de cuarta, algunos incendios y por supuesto choques "por alcance". Solo CNN-Chile siguió las alternativas, paso a paso, modestamente, con medios hasta simpáticos, como notas y entrevistas hechas en web-cam y celulares, de uno de los eventos más relevantes, más escandalosos, osados y más desfachatados que privados hayan cometido contra nuestro patrimonio en años.
Aquí, se trata de meterle mano, corregir, desviar, enmendar, alterar, suprimir, eliminar, agregar a algo considerado unánimemente como uno de los paisajes y reservas más bellas y prístinas de nuestro cansado y manoseado planeta. Pues allí llegaron ellos, los hombres de negocio, a visualizar la posibilidad de transformar esos colosales torrentes de inmaculadas aguas en monedas."Oportunidad de Negocios" se llama esto; aquí no hay, no existe ni en broma una mirada de beneficencia, de amor al país, al punto tal que los capitales, los mandantes de este oprobio, en Roma o en Madrid, entre el humo de sus habanos apenas sí saben lo y a quienes están mancillando, "Negocios son negocios", dicen ellos y sus compinches locales (el apellido Matte, lo oí ayer por primera vez) van aun mas lejos. “Crecimiento", le llaman a esto.
Los medios locales lo ignoraron, incluso en sus noticieros centrales. Vi una entrevista a tres bandas entre el periodista Del Rio y los señores Bernardo y Fernández ¡recién a eso de la 1.35 de la mañana!
Cuantos eventos mediocres hacen desplegar toda la estructura de los canales en la calle, en terreno; en época de Festival de Viña la opinión más idiota del más idiota de los invitados tiene repercusión nacional. Para qué hablar del deporte... que mantiene al 90% de nuestros hombres pegados a su cama o su sillón, con una chela en la mano sintiendo que a pesar de su prominente panza, él también juega, él es quien va a servir ese corner… Mientras, los locutores recorren el diccionario en busca de términos rebuscados y a gritos se lamentan por un cobro referil a todas luces errado. Esta vez, una vez más, los medios nos mantienen entretenidos: que nadie vaya a pensar ni darse cuenta que hay una realidad paralela que reclama de ellos, de todos nosotros, para que de una vez por todas asumamos nuestros asuntos.
Pues bien, nadie se enteró siquiera de quienes eran los "DOCE", esos apóstoles aparecidos, quienes eran esos Seremis, quienes eran esos doce jueces de los que pendía el destino de la Patagonia, nadie supo nada, ni sus gestos, ni sus rostros, ni menos su nivel de competencia como para tomar decisiones en aéreas de gran especificidad técnica.
Mi clamor no lo enfoco, en esta oportunidad, hacia el fondo de este asunto -para eso habrá tiempo y otras instancias-, me detengo en esta crónica en los malos chilenos que dirigen y manipulan la comunicación, los medios en su gran mayoría (felizmente hay excepciones). Que el lunes dejaron pasar este evento vital, casi como un choque más, un alunizaje, como en forma vulgar se refieren a cierto tipo de ilícito.
Si en su momento Bielsa hubiese sufrido algún tipo de afrenta, como por ejemplo tirarle un huevo, los medios habrían estado siguiendo el "evento" poco menos que en cadena nacional y sin descansar hasta dar definitivamente con el dueño y el encargado del criadero, de la gallina incluso, desde donde salió el huevo.
Mal para ellos, vergüenza. No estuvieron allí y no nos informaron debidamente las dimensiones de la primera estocada, de la primera puñalada inmunda, que ya ensució con su herida la zona más bella y limpia del planeta y que si NO nos informan de aqui en adelante, no nos daremos ni cuenta cuando le hagan a esta nuestra bella tierra, una herida, un solo tajo de más de dos mil trescientos kilómetros, lacerando a todo Chile y a todos los chilenos.

1 comentario:

SRR dijo...

Don les lanza un escarmiento a los jerarcas del billete, a los Doce, a las autoridades todas. Su pataleo es el mío y el de todos nosotros, esa multitud que se hace cada vez más bulliciosa y activa