10/5/11

HidrAysén, por Hervé Tusak


No soy un escéptico, un desencantado sin más. Tampoco el clásico sujeto medianamente instruido que capota sepultado bajo la estantería de sus propios conocimientos. En rigor, soy consciente de dicho peligro y procuro evitar arroparme con las plúmbeas vestimentas del cinismo más ruin e inoperante.
"HidrAysén, HidrAysén", me corrigió anoche una y otra vez mi amiga Claudia. Ofuscada, rebautizó el maldito megaproyecto con la acertada evocación de la insaciable bestia de mil cabezas pestilentes. En el fondo, para cualquiera de nosotros es fácil reemplazar las cabezas reptiloides del monstruo original por las (no mucho menos reptiloides) de Piñera, Hinzpeter, Fernández y co. (la de Alinco no alcanza a merecer ese estatus, por charcha). Claudia salió a la calle, corrió a Plaza Italia y como una adolescente tuiteaba cada cinco minutos el desarrollo de la protesta. Yo no la acompañé, lo aclaro, porque mi retiro playero todavía no acaba.
Los titulares de la tarde dieron cuenta de la aprobación del proyecto con un "no hubo sorpresas, se dio la lógica". Por la mañana, el mismo Hinzpeter (evito referirme a éste con el rebautizo ciudadano de Hinzperro porque en esto nuestros chuchos poco tienen que ver) había declarado que la colección de represas en la Patagonia era algo "bueno para el país"; pocas horas más tarde, una docena de subordinados de gobierno no harían más que proceder ante el dictamen superior. Más temprano, Mosciatti desde tu tribuna televisiva daba en forma justa, clara y pormenorizada las razones por las que nadie medianamente decente podía sentir algo de simpatía por la HidrAysén. Pero la leche ya estaba más que cocinada.
No es que el peso de la experiencia y los conocimientos sepulte cualquier iniciativa voluntariosa y decidida. No. Pero, ¿no son acaso las razones del billete las que terminan una y otra vez imponiendo sus términos? Basta leer a Altamirano en sus memorias evocando el urgido consejo que el mismísimo Fidel Castro le daba a la cúpula de gobierno de la UP: "eviten a toda costa enemistarse con Estados Unidos". Si se ponen en mala con el Gran Hermano, la cosa se les pondrá fea, muy fea; el gigantón del Norte te aprieta el cogote y mejor ni pensar. Esto sigue funcionando como en el colegio, el internado... o el Far West. A comienzo de año, nadie se escandalizó demasiado cuando el verborreico Alan García dijo "con Brasil no se negocia, se acepta". Mal que mal, tras la samba, el carnaval y el jogo bonito, cualquiera sabe que Brasil se impone sin contrapesos en el vecindario por su fenomenal potencial y envergadura económica. Los términos del más fuerte serán los que "tarde o temprano" -remedando a Fernández en relación a HidrAysén- terminarán imponiéndose.
Ahora bien, todo lo hasta ahora dicho puede ser refutado radicalmente redefiniendo quién es verdaderamente el más fuerte, o, dicho de otro modo, dónde se concentra verdaderamente el poder. Hace un siglo y medio atrás un puñado de ideólogos enarbolaron el mote del "proletariado" como bandera de lucha. Hoy, tras décadas y décadas de conflicto, aquella línea de acción parece haber caído en un total desprestigio. Pero, por más que intente acallarlo la élite dirigente, todavía está el pueblo, la gente, la masa pensante, vociferante y sensible. Nuestro poder está intacto: basta que nos pongamos de acuerdo para que cualquier orden emitida de "arriba" colapse miserablemente.

3 comentarios:

Don Bilz dijo...

Con-cuerdo y sin-cuerdo con las sagradas iras de mi amigo Herve, el dulce aroma , para algunos, del billete, lo inundo todo ayer...lo que tu llamas "Poder"...son negocios, inverciones, crecimiento...asi le dicen.
Para que las masas vociferantes reclamen lo suyo, curiosamente todavia falta y aparentemente bastante, no se que se requiere, que afrenta se necesita, para que de verdad se hagan y nos hagamos oir, como en Paris, hace unos pocos años, francamente no se. Una cosa si se la gente esta juntando rabia de nuevo. Se acabaron las vacaciones.
D.P

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Herve. Salgamos a la calle, es nuestro unico recurso!

Anónimo dijo...

Don Bilz,
El estallido social para muchos es cuestión de días. Y no sólo en Chile, sino a nivel planetario. El planeta, como sistema vital semejante al cuerpo humano, requiere a veces de fuertes remezones para sacudirse de ciertos males enquistados. Estoy de acuerdo, se acabaron las vacaciones
GT