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Desde mi ventanal... indignado, por Don Papay


El Batallador me da una oportunidad esperada -por mi, al menos- para "sacarlo todo afuera"... ¿Como la primavera? No necesariamente. Es solo un berrinche producto de la lectura desalentadora que se tiene del entorno, ese que nos alcanza a todos, ese que incluye lo único que tenemos en común verdaderamente todos cuantos habitamos este planeta: el aire. Hemos llegado a envenenar la fuente misma de nuestra vida. Desde allí se hace incluso más facil y aterradoramente comprensible ver como nuestros congéneres se comportan; algunos de ellos, de hecho, una minoría abismante, que sin pensar en sus hijos y nietos, estrujan el planeta hasta dejarlo como deshechado limón.
El "crecimiento" es el objetivo supremo. Crecer y crecer a como de lugar, sin reparar aparentemente que no hay otra manera de crecer que no sea usando los bienes comunes hasta su agotamiento; hay excepciones por cierto, pero "los grandes", a esos les importa cero.
La medida de bienestar en los grandes números es cuanto se ha crecido, considerando en este empeño incluso, en forma patética, áreas como la salud, la delincuencia y la educación, éstas también son variables económicas.
En USA, por ejemplo, la salud representa un 17% del PGB, de lo que se deduce que si hubiera más enfermos y se dilataran más sus enfermedades, esto podría aportar más, es decir, sería una variable de crecimiento. Lo mismo con la delincuencia, las cárceles concesionadas necesitan de más presos, de más delincuencia, una mecánica a todas luces perversa.
La concentracion de la riqueza es algo deplorable: un 4% es dueño del 60% de la riqueza. El 40% restante deben repartírselo entre el 96% de todos nosotros. Además, considerada por algunos estudiosos un "vicio", la ambicion es desenfrenada, el tener le dobló la mano al ser hace mucho rato ya, el Buda con su postulado de que "el apego a las cosas es definitivamente causa del sufrimiento" importa cero, en la medida que HOY yo pueda acceder a lo que quiero.
En una escala menor -y aún más patética-, los emergentes, como se les denomina ahora, se dejan estrujar hasta que no les quede un pesito en el bolsillo, hasta el último céntimo de sus miserables sueldos va a parar a las faltriqueras de alguno de "los grandes"; Falabella viene a ser como la Capilla Sixtina y los devotos con sus tarjetas maltrechas, endeudándose en forma desenfrenada compran fósforos, confort, margarina en 12 cuotas, si no más...Prender la cocina a plazo, limpiarse el poto en cuotas y esparcir con amargura e impotencia la margarina en la mesa familiar, hace que la gente se coma su pan con desconcierto, incertidumbre y pena, allí ya no se come, se rumea.
Este es un tema para un análisis más delicado que este que hago ahora. Les pido a mis amigos lectores que por esta vez toleren mi falta de rigor. Hace rato que estaba en deuda con mi amigo Hervé y he escrito esta columna casi sin meditarla, pues como si fuera poco, lo hago desde la pasividad, la tranquilidad de un personaje como yo que ha ordenado su entorno con total austeridad, que se salió completamente del carrusel maldito que he intentado describir, que no debe, ni pide un centavo, que tiene la posibilidad de mirar las nubes en horas de trabajo, porque ya trabajé, ya cumplí y me salí cuando me di cuenta que estaba en el juego equivocado. Yo estoy contento, ocurre que sufro por los que sufren.
Resumo mi sentir en las palabras de Gandhi: "El planeta tierra es lo suficientemente grande como para todos, menos para los ambiciosos que lo encuentran demasiado chico"

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Se agradece que Don Papay haya vuelto con su corrosivo humor!
Anónimo ha dicho que…
Bien Don Papay, bien que se enoje y remueva un poco esta mierda a la que ya nos vamos acomodando.
cb
cecilia ha dicho que…
Me encanto leer esto don Papay eres un genial. Queremos mas.
Lamamo

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