Ir al contenido principal

Alfonso Cangas, infatigable promotor del rico patrimonio histórico y cultural de Casablanca


Por Pablo Salinas

Las historias de Algarrobo y Casablanca están estrechamente unidas. Hasta su creación en 1945, la comuna balneario dependió administrativamente de Casablanca, que en unos 40 kilómetros a la redonda fue y es, por lejos, el asentamiento urbano más antiguo. Por lo mismo, cuando investigamos antecedentes históricos de más de 80 años, toda la documentación legal nos lleva necesariamente a Casablanca. Y, muchas veces, a los diarios publicados en la entonces capital provincial por don Valentín Cangas del Collado. Se trata de las que deben ser con certeza las publicaciones más antiguas de toda la zona, comprendida la actual provincia de San Antonio. Periódicos que este natural del remoto pueblo asturiano de Libardón comenzó a publicar en los últimos años del siglo XIX y que lo convierten en una figura imprescindible y mayor de la historia de nuestra prensa local.
Hoy es su bisnieto, don Alfonso Cangas, quien mantiene vivo el virtuoso ejercicio de la memoria colectiva. Ayer, cuando recorro las calles de la ciudad en su compañía, a cada paso los vecinos lo saludan. El gran amor que siente por la localidad en la que su familia echó raíces hace ya un siglo y medio se palpa. Parece conocer la historia de cada rincón, de cada esquina. Preocupado por el devenir de Casablanca, me muestra las casas donde vivieron dos coterráneos ilustres, el poeta Alejandro Galaz -la biblioteca comunal lleva su nombre-, y Jorge Montt, vencedor en la guerra civil de 1891 que terminó coronando su carrera convirtiéndose en Presidente de la República. Ambas propiedades lejos de conservarse en un estado acorde a su alto valor patrimonial. Al menos están todavía en pie, me comenta don Alfonso. Otras, como la del Padre Hurtado, ya fueron demolidas...
Don Alfonso junto a la casa que fue del poeta Alejandro Galaz


También visitamos otro lugar histórico, la propiedad que fue de su ilustre bisabuelo, en la esquina de Portales con Chacabuco, donde en 1888 se dio vida a "El Eco de Casablanca" y hoy funciona el negocio "Don Lalo", en recuerdo de su tío abuelo, Eladio Cangas, y en cuya fachada luce grabado en madera el escudo familiar.
Jorge Montt Álvarez nació en Casablanca en 1845. En 1891 se convirtió en Presidente de Chile. Esta fue su casa.


Comentarios

Alex Pabst ha dicho que…
Muchas gracias por la pincelada histórica y cultural de nuestro entorno. Lástima que las autoridades, no den la importancia necesaria al patrimonio que está en sus manos dejar como legado a futuras generaciones.

Entradas populares de este blog

Escámez en Chillán: el notable renacer de una de las cimas del muralismo chileno

La gestión la encabezó Eduardo Contreras Mella , joven militante del Partido Comunista que, antes de cumplir treinta, asume como alcalde de su ciudad natal, Chillán . Es gran admirador de Julio Escámez , su casi coterráneo, nacido hacia la costa del Bío-Bío, artista que en la medianía de los cuarenta, tras sólida formación en Italia, Alemania y la Unión Soviética, sobresale como uno de los más notables muralistas chilenos. Se inicia la década de 1970 y Contreras logra un apoyo unánime para que el arte de Escámez quede plasmado en la ciudad, nada menos que en el centro mismo de la administración comunal, el Salón de Honor del municipio chillanejo. El artista, junto a su grupo de ayudantes, trabajará alrededor de dos años en el mural. Son ochenta metros cuadrados a pintar, una enorme pared de triple altura, además de un friso lateral. La obra se inaugura, con solemne acto, en junio del 72. Se trata del mural más importante de la ciudad, desde que hace tres décadas Siqueiros , entonces ...

30 horas en Rancagua, la heroica

  Por Pablo Salinas La ciudad, como ninguna otra de Chile, lleva un hecho militar como marca indeleble, una batalla entre tropas realistas y patriotas que se prolongó entre el 1 y el 2 de octubre de 1814. Ha pasado a conocerse como “El Desastre de Rancagua” , pero el término parece excesivo, impone una sobrecarga de dramatismo que termina confundiendo. Porque, al fin de cuentas, se trató del choque entre un ejército profesional y experimentado, con veteranos de las guerras napoleónicas entre sus filas, y uno conformado hacía pocos años, liderado por generales sin verdadera formación, cuyos mayores méritos eran el entusiasmo y las ansias de emancipación. O’Higgins , al momento del combate tenía 35 años y, por cierto, como estratega militar nunca destacó, como tampoco lo hizo José Miguel Carrera , de apenas 29, general en jefe de las tropas criollas. Los súbditos del repuesto Fernando VII se impusieron sobre los patriotas, pero tras un combate mucho más duro y prolongado de lo que, p...