31/1/21

¿COVID? La gran lección de África


 

Por Pablo Salinas


Pese a que al comienzo de la epidemia los expertos -incluidos los de la OMS- vaticinaban sobre su suelo una verdadera catástrofe, tras un año, gran parte de África está siendo una de las zonas del planeta donde, muy por el contrario, el covid es un fenómeno casi inexistente. Se habla poco de África. Casi, diría, su caso se tiende a soslayar. Pero, ¿cómo lo han hecho los africanos para tener cifras cercanas a cero en lo relativo a esta gran e hipermediatizada peste? Mientras buena parte de los países de Europa permanecen de rodillas ante la amenaza nanométrica, en África la vida sigue su curso en forma normal -libre circulación de personas por las calles, actividad comercial sin restricciones, mascarillas y distanciamientos sociales brillan por su ausencia-. Pese a ello, los casos de enfermos y muertos por covid son marginales, casi anecdóticos. 

 
La paliza que le está dando África al mundo es categórica. Los europeos, especialmente, se deben estar sacando los pelos. Países infinitamente más pobres, con hospitales que parecen galpones abandonados frente a los tecnologizados centros médicos alemanes, suizos o franceses, se las arreglan para dejar fuera de combate al super temido SARS-Cov2. Durante marzo, abril del año pasado, pude ver debates en canales de TV africana entre especialistas médicos locales y quedé sorprendido. Médicos repitiendo que a los virus no había que combatirlos sino saber enfrentarlos, convivir con ellos, que los famosos coronavirus habían, de hecho, convivido con la especie humana desde hace miles de años, que la mejor forma de plantearse ante esa -supuesta- nueva variante era haciendo vida normal, tomando sol, manteniendo una actitud positiva, de manera de potenciar nuestras defensas naturales, etc. Mientras, no solo en Europa, sino por estos lados, nuestros jefes de la sanidad levantaban -y siguen levantando- sin asco y con descaro discursos llamando a la población básicamente a tener miedo, los africanos apostaban por una vía infinitamente más sabia. 
 
La vida hoy en las calles de Dakar, Senegal

 
 
Ahora, hace un mes atrás, vi un reportaje de la TV francesa, una visita a Senegal. El periodista, que había dejado una Francia que volvía a ordenar el encierro de sus habitantes ante la amenaza de una segunda ola, quedaba impactado cuando recorría las calles de Dakar, atestadas de gente, rostros descubiertos, unos junto a otros. Todavía incrédulo, visitaba los hospitales: semi-vacíos. Echémosle un ojo al PIB de Senegal: n° 150 en el ranking. Cresta, incluso más abajo que la India. Ghana está un poquito más arriba: 138. La República Democrática del Congo: 182. ¡182! De un total de 187 países. Impacta. Claro que impacta. Francia, 20; Reino Unido, 21... 1.427 dólares por nunca en Senegal; 41.700 en Francia (!!)
 
Los categóricos números

 
 
África nos está dando una tremenda lección. El presidente de Tanzania se encargó en mayo de revisar los tests covid, anunció que una cabra y una papaya habían arrojado positivo y con eso le dio una de las primeras y más contundentes señales al mundo del fraude. En Madagascar, el gobierno local desechó la vacuna como vía terapéutica para enfrentar la peste, optando por una bebida hecha de artemisa y otras hierbas; hoy, ambos países tienen cifras de víctimas covid cercanas a CERO
 
(Como es más o menos obvio, hace pocos días se difundieron los resultados de un ránking con los países con mejor manejo de la peste, elaborado por un instituto anglosajón -australiano-: ponen a Nueva Zelanda como top y a Ruanda, el mejor africano, en 6° lugar. En todo caso, dentro de los 30 mejores no pueden sino dejar clara la notable supremacía africana).
 
(*) Nota censurada en Facebook a las pocas horas de ser publicada.
 
"Daño físico"


 

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