Ir al contenido principal

El centralismo en cuatrocientas doce palabras, por Mario Barahona

El centralismo no está  en el centro de la metrópolis, está aquí dentro. 

La gran metrópolis no está construida sólo con hormigón y vidrio, sino también con expectativas. ¿Dónde pondremos entonces nuestras expectativas? ¿Trabajamos-vivimos para las grandes empresas constructoras?

El centralismo es como la TV: si la apagas, desaparece. Más aún, es saludable desenchufar el aparato para que no se produzca consumo vampiro que abulte nuestras cuentas el fin de cada mes.

El centralismo es como las viseras de los caballos de feria, que además le cuelgan del cuello un saco con heno y le hacen creer que está en el campo. Con suerte le dan de beber agua, al menos al regreso de la dura jornada arrastrando un carretón ajeno con carga ajena por caminos ajenos.

El centralismo escritural es la suma de todas las expectativas que pasman el espíritu y la mente tal como la TV al final de cada jornada de trabajo animal. Si tienes suerte bebes agua; si no la tienes, bebes Coca-Cola o cualquiera de las bebidas de fantasía que pagas con dinero de tu mezquino salario fantasmal. Para apaciguar el centralismo –o al menos intentarlo-, debemos escuchar a quien está a nuestro lado, no allá lejos, en un escenario ilusorio. Es hacer carne esa frase tan pedestre que dice: la caridad comienza por casa. Tenemos que aprender a escuchar, y, más aún, leer al más cercano, a quien vive dos o tres casas más abajo o más arriba. No renunciar a nuestro derecho de opinión o crítica, sino más bien intentar el ejercicio de reconocer en el otro a un otro tan valorable como yo mismo, y, aquí el secreto: tiene algo que cantar-escribir-poetizar-pintar-esculpir-representar.

El centralismo seguirá  intacto y saludable si insistimos en utilizar sus mismas herramientas y estrategias. Él seguirá más fuerte y dominante, y nosotros más patéticos-dependientes-vulnerables.

Y, para terminar este breve comienzo, discrepo de los que afirman que para romper el centralismo se necesitan las platas que, claro está, maneja el señor ministro de cultura o alguno similar. Además de caballo de feria, nos convertimos así en “besa-manos”, no obstante en lo que sí estoy de acuerdo con utilizar platas del estado, es si queremos gastarnos treinta millones de pesos en tres días trayendo al Pato Manns, al grupo Congreso y algunos otros que ya olvidé mientras disfruto de la posibilidad utópica de alcanzar el horizonte, sentado en una roca con los pies hundidos en la arena.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Concuerdo con el autor respecto a aprender a mirar los contextos de manera responsable y clara. Basta de paternalismos ocultos esperando que papá Estado resuelva,otorgue, dé. Mi abuelo decía que hay que arar con los bueyes que hay pues lo importante es arar para poder volver a sembrar. Es hora de valorar lo local, el ejercicio ciudadano autónomo, creativo, innovador, colectivo, desde la pequeña comunidad. El batallador y quienes participan en él, representan un ejemplo de aquello, ¡Felicitaciones a todos/as!

Entradas populares de este blog

Alfonso Cangas, infatigable promotor del rico patrimonio histórico y cultural de Casablanca

Por Pablo Salinas Las historias de  Algarrobo  y  Casablanca  están estrechamente unidas. Hasta su creación en 1945, la comuna balneario dependió administrativamente de Casablanca, que en unos 40 kilómetros a la redonda fue y es, por lejos, el asentamiento urbano más antiguo. Por lo mismo, cuando investigamos antecedentes históricos de más de 80 años, toda la documentación legal nos lleva necesariamente a Casablanca. Y, muchas veces, a los diarios publicados en la entonces capital provincial por  don Valentín Cangas del Collado . Se trata de las que deben ser con certeza las publicaciones más antiguas de toda la zona, comprendida la actual provincia de San Antonio. Periódicos que este natural del remoto pueblo asturiano de Libardón comenzó a publicar en los últimos años del siglo XIX y que lo convierten en una figura imprescindible y mayor de la historia de nuestra prensa local. Hoy es su bisnieto, don  Alfonso Cangas , quien mantiene vivo el virtuoso ejerc...

Sergio Larraín, fotos inéditas

Por Pablo Salinas   Su caso no fue, por cierto, el de un artista incomprendido. Al contrario, el fotógrafo Sergio Larraín alcanzó en vida un reconocimiento pleno, incluso rutilante, al punto que ya antes de cumplir 30 la prestigiosa agencia Magnum lo enroló entre sus filas y sus fotos eran codiciadas por las principales publicaciones del planeta. Su carrera no fue larga, por opción personal; en ningún caso, porque la musa lo haya abandonado o la crítica dado la espalda. El hecho es que, tras su muerte, hace más de una década, la fama no lo abandona y, más bien, se acrecienta. Hoy, Larraín es el referente máximo de la fotografía chilena, inspira novelas y documentales y se le sigue estudiando desde distintos frentes con avidez y pasión. Dejó, como todo artista, obra que, por diversas razones, no llegó a circular públicamente. Material de calidad que enriquece y complementa el perfil del creador desaparecido. A inicios de la década de 1980, cuando ya se había desligado de Magn...

30 horas en Rancagua, la heroica

  Por Pablo Salinas La ciudad, como ninguna otra de Chile, lleva un hecho militar como marca indeleble, una batalla entre tropas realistas y patriotas que se prolongó entre el 1 y el 2 de octubre de 1814. Ha pasado a conocerse como “El Desastre de Rancagua” , pero el término parece excesivo, impone una sobrecarga de dramatismo que termina confundiendo. Porque, al fin de cuentas, se trató del choque entre un ejército profesional y experimentado, con veteranos de las guerras napoleónicas entre sus filas, y uno conformado hacía pocos años, liderado por generales sin verdadera formación, cuyos mayores méritos eran el entusiasmo y las ansias de emancipación. O’Higgins , al momento del combate tenía 35 años y, por cierto, como estratega militar nunca destacó, como tampoco lo hizo José Miguel Carrera , de apenas 29, general en jefe de las tropas criollas. Los súbditos del repuesto Fernando VII se impusieron sobre los patriotas, pero tras un combate mucho más duro y prolongado de lo que, p...