Por Pablo Salinas La ciudad, como ninguna otra de Chile, lleva un hecho militar como marca indeleble, una batalla entre tropas realistas y patriotas que se prolongó entre el 1 y el 2 de octubre de 1814. Ha pasado a conocerse como “El Desastre de Rancagua” , pero el término parece excesivo, impone una sobrecarga de dramatismo que termina confundiendo. Porque, al fin de cuentas, se trató del choque entre un ejército profesional y experimentado, con veteranos de las guerras napoleónicas entre sus filas, y uno conformado hacía pocos años, liderado por generales sin verdadera formación, cuyos mayores méritos eran el entusiasmo y las ansias de emancipación. O’Higgins , al momento del combate tenía 35 años y, por cierto, como estratega militar nunca destacó, como tampoco lo hizo José Miguel Carrera , de apenas 29, general en jefe de las tropas criollas. Los súbditos del repuesto Fernando VII se impusieron sobre los patriotas, pero tras un combate mucho más duro y prolongado de lo que, p...
Desde el litoral