Por Fernando Viveros Collyer i) Un vino puede hacerte feliz (o casi). Y hay gentes que se hacen felices de muchas maneras. En cambio, hay gentes que nunca pueden. Resulta que no dan con la manera. Y no porque ella no exista, sino porque están o se han vuelto insensibles a sí mismos. Hay personas en Algarrobo que se hacen a sí mismos felices amando lo que llaman su “patrimonio”. Por patrimonio dicen obras humanas y tiempo. Cada vez que creamos algo de las cosas que se ofrecen, esa creación aparece alrededor de alegrías y defectos. Imperfectamente llegan a lo real… Sin embargo, el tiempo y los olvidos selectivos operan y esas obras, “a-medias”, de pronto reaparecen, historia transcurrida, como objetos adorables. O repudiables. O sea, sujetos de valor. Los patrimonialistas cultivan recuerdos, y multiplican esos valores. Quienes, no hay caso, no acerquen felicidad de la bu...
Por Pablo Salinas La ciudad, como ninguna otra de Chile, lleva un hecho militar como marca indeleble, una batalla entre tropas realistas y patriotas que se prolongó entre el 1 y el 2 de octubre de 1814. Ha pasado a conocerse como “El Desastre de Rancagua” , pero el término parece excesivo, impone una sobrecarga de dramatismo que termina confundiendo. Porque, al fin de cuentas, se trató del choque entre un ejército profesional y experimentado, con veteranos de las guerras napoleónicas entre sus filas, y uno conformado hacía pocos años, liderado por generales sin verdadera formación, cuyos mayores méritos eran el entusiasmo y las ansias de emancipación. O’Higgins , al momento del combate tenía 35 años y, por cierto, como estratega militar nunca destacó, como tampoco lo hizo José Miguel Carrera , de apenas 29, general en jefe de las tropas criollas. Los súbditos del repuesto Fernando VII se impusieron sobre los patriotas, pero tras un combate mucho más duro y prolongado de lo que, p...