El Indagador

 

Cómo las vacunas Covid perturban y alteran la sangre: quemantes evidencias


Enfrentados al fenómeno Covid, los medios de prensa del mundo se han convertido en vulgares cajas de resonancia del relato oficial. Dado el alto grado de propaganda circulante, el debate en torno a esta problemática planetaria adquiere un tono crispado, de confusión y discordia, que no se justifica verdaderamente. Como es natural, la investigación científica seria ha seguido desarrollándose, pese a todos los obstáculos y la abierta hostilidad. Y es esta investigación, silenciada por los medios masivos, la que nos permite enfocar con suficiente claridad una realidad quemante: el efecto nocivo de las vacunas C-19.

La siguiente información, que se apoya en una secuencia de reveladoras imágenes, fue eliminada de Facebook a las pocas horas de ser publicada. Son imágenes hechas todas en fecha reciente y que sirven, precisamente, para sintetizar y despejar de cháchara la discusión que acompaña este fenómeno plandémico.

La primera (1) muestra la anómala disposición de los glóbulos rojos presentes en la sangre en proximidad a un cluster de óxido de grafeno reducido (rGO), tomada con microscopio de contraste de fases a 1500x por Robert Young, doctor en bioquímica.

La segunda (2), imagen tomada por un microscopio de fluorescencia (de ahí la coloración) a la sangre de una persona vacunada -con fármaco Pfizer-, hecha por Armin Koroknay, toxicólogo de la U. de Zurich, que nos muestra, a la izquierda, la disposición normal de los glóbulos rojos y, a la derecha, la totalmente anómala en sangre de persona inoculada, que el mismo investigador atribuye a una “perturbación de campos eléctricos”. En la tercera (3), el mismo Koroknay muestra y alerta respecto a la inusualmente alta presencia de fibrina en la sangre de persona vacunada (la fibrina es una proteína que interviene en el proceso de coagulación). Ambas imágenes tomadas de video que se puede ver acá.

Y, finalmente, la imagen obtenida por tomografía computada, que corresponde a reporte hecho por médicos franceses, publicado en edición de septiembre 2021, respecto a caso de joven de 21 años que presenta dramático cuadro de trombosis múltiple en el cerebro, pocos días después de ser vacunada. Afortunadamente, la joven pudo sobrevivir tras recibir un intenso tratamiento en base a anticoagulantes. Informe puede ver acá.

Como cualquiera puede ver, la conexión entre una notable perturbación de la sangre y las nuevas “vacunas” C19 queda más que establecida. La generación de trombos, por tanto, se puede producir en el organismo de cualquier receptor de estos tóxicos fármacos, independiente de su edad y su sexo. El acceso a la información veraz puede salvar vidas.

Publicación: 1 septiembre 2021


La verdad oculta tras la “Gripe Española”, la última pandemia de hace un siglo


El 4 de marzo de 1918, el cabo Albert Gitchell del Ejército de EEUU reportó que un centenar de soldados de Camp Funston, Fort Riley, Kansas, sufrían síntomas de tipo gripal. Eran los militares que conformaron la primerísima ola de víctimas del fenómeno que desde entonces sería llamado por las autoridades como “La Gripe Española”. Esta epidemia se diseminó rápidamente en otros campos militares y prisiones, y luego sobre los campos de batalla de la Primera Guerra, ya que fueron 84 mil soldados de los EEUU que desembarcaron en Europa en marzo de 1918, seguidos de 118 mil en abril de ese mismo año. La “Gripe Española” mataría 675 mil personas en EEUU y hasta 65 millones por todo el mundo, según las estimaciones más elevadas.

La “Gripe Española” no fue jamás una gripe viral, pero sí una neumonía bacteriana inducida por una campaña de vacunaciones experimentales.

En efecto, del 21 de enero al 4 de junio de 1918, los soldados de Camp Funston se convirtieron en los sujetos experimentales, las cobayas, de una nueva vacuna contra la meningitis bacteriana, impulsada por el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica de Nueva York, e implementada por el teniente Peter K. Olitsky. El reporte explicando los detalles de los distintos procedimientos lleva por título “A report on antimeningitis vaccination and observations on agglutinins in the blood of chronic meningococcus carriers” y data del 20 de junio de 1918.

Según ese reporte –redactado por el eugenista Frederick Gates– es casi la totalidad de los soldados del 342° Regimiento de Artillería que se ofrecen voluntariamente para recibir esta vacuna, tras solo un caso de meningitis en ese regimiento durante octubre-noviembre de 1917. El reporta señala además que fueron más de 5 mil los soldados usados como cobayas. Esta campaña de vacunación experimental consistía en 3 inyecciones de 2.000 millones, de 4.000 millones y de entre 4.000 a 8.000 millones de meningococos con intervalos de algunas semanas.

Portada del revelador informe de Frederick Gates.

Frederick Gates redacta igualmente otro estudio, en junio de 1918, titulado “Antibody Production after Partial Adrenalectomy in Guinea Pigs”. Este servía de continuación a otros dos del mismo tipo: uno, de 1907 -“Serum Treatment of Epidemic Cerebro-Spinal Meningitis”, de Simon Flexner y Joblings-, y otro, de 1916, -“A Method for the Rapid Preparation of Antimeningitis Serum”, de Amos y Wellstein-.

Simon Flexner fue el primer director del Rockefeller Institute for Medical Research, entre 1901 y 1935. Trabajaba específicamente en las vacunas anti-polio. Es su hermano Abraham Flexner quien fue el autor del nefasto “Flexner Report”, que provocó el cierre de la mitad de las escuelas de medicina en EEUU, todas aquellas que enseñaban homeopatía y terapias de salud alternativas, con el fin de promover la farmacología industrialla alopatía y las vacunas.

Frederick Gates, sentado, junto a Simon Flexner, figuras claves en el nacimiento de la Fundación Rockefeller

Por esa misma época, Karl Landsteiner trabajaba en paralelo en la poliomelitis, realizando en los laboratorios del Instituto Pasteur de París brutales experimentos sobre monos.

Por otro lado, el Rockefeller Institute for Medical Research fue creado en 1901 por John D. Rockefeller. Su director era William Welch, un eugenista, miembro de la Fratenidad Skull and Bones de la U. de Yale, y director además del Eugenics Record Office Records.

La investigadora Eleanor McBean (nacida en 1905), fuertemente atacada por la comunidad médica oficial, nos deja este revelador testimonio sobre la tragedia sanitaria de 1918, en su libro “Swine flu exposed”, de 1977:

“Fui testigo en terreno de la epidemia de gripe de 1918. Todos los médicos y las personas que vivieron en esa época dicen que fue la enfermedad más terrible jamás conocida en el mundo. Hombres vigorosos y robustos podían morir de un día para otro. El mal presentaba los aspectos de la peste negra, como también de la fiebre tifoidea, de la difteria, de la neumonía, de la viruela, de enfermedades paralíticas, como de otros males contra los cuales las poblaciones habían sido vacunadas. Habían administrado grandes cantidades de vacunas y sueros tóxicos a prácticamente toda la población. La situación se volvió realmente trágica cuando estallaron de golpe estas enfermedades engendradas por la medicina.

La pandemia se eternizó durante dos años, alimentada por medicamentos tóxicos que los médicos prescribían para aliviar los síntomas. Tanto como pude observar, la gripe atacaba principalmente a los vacunados. Aquellos que habían rechazado la vacuna escapaban a la enfermedad. Mi familia había rechazado todas las vacunas; fue por ello que nos mantuvimos perfectamente sanos durante todo ese tiempo.

Cuando la epidemia alcanzó su paroxismo, todos los negocios, escuelas y empresas cerraron. Incluso hospitales. Las enfermeras y médicos que se habían hecho vacunar eran presa de la enfermedad. No se veían personas en las calles. Como nuestra familia no había aceptado la vacunación parecía ser las raras familias sin contagio de gripe; mis padres iban de casa en casa a prestar ayuda a los enfermos, en vista que resultaba imposible dar con un médico. Si eran gérmenes, bacterias o virus los que debían generar la enfermedad, habrían tenido cien veces la oportunidad de atacar a nuestros padres quienes pasaban largas horas por día en las habitaciones de los enfermos. Por el contrario, mis padres nunca se enfermaron ni tampoco trajeron ningún germen que haya podido enfermar a los niños.

Se ha dicho que la epidemia de gripe de 1918 había matado 20 millones de personas en el mundo. Pero en realidad fueron los médicos los que ocasionaron esta hecatombe por medio de sus tratamientos groseros y mortíferos. Es esta una terrible acusación pero no es menos verdadera, a la vista del éxito obtenido por aquellos médicos que no utilizaron los medicamentos.

En cambio del lado de los médicos y hospitales tradicionales, los decesos se elevaban al 33%, otros hospitales no tradicionales, como Battle Creek, Kellogg, MacFadde’s Health-Restorium, lograban prácticamente un 100% de recuperación, con métodos naturales simples, como curas de agua, baños, lavados, ayuno y régimenes alimentarios muy bien estudiados, entendiendo lo esencial de la nutrición esencial.

La naturaleza como neumonía bacteriana de la pandemia de 1918 ha sido presentada por distintos estudios, como por ejemplo, el de 2008, titulado “Deaths from Bacterial Pneumonia during 1918–19 Influenza Pandemic” y publicado por investigadores de EEUU y Australia.

“Los decesos durante la pandemia de gripe de 1918-1919 han sido atribuidos a una cepa particularmente virulenta de gripe. De esta manera, los preparativos para una próxima pandemia se focalizan casi exclusivamente en la prevención vacunativa y en tratamiento antivirales en caso de infección por una nueva cepa de gripe. No obstante, nosotros partimos de la hipótesis que las infecciones generadas por esta cepa pandémica producen patologías muy limitadas (raramente mortales) que han permitido a las cepas colonizadoras de bacterias generar neumonías altamente mortales. Esta hipótesis de infección secuencial queda confirmada por las características de la pandemia de 1918, por las opiniones de los expertos de la época y por nuestro conocimiento actual en lo concerniente a los efectos pato-fisiológicos de los virus de la gripe y de su interacción con bacterias respiratorias. Esta hipótesis sugiere oportunidades para la prevención y el tratamiento durante la próxima pandemia.”

Ese mismo año, 2008, vio la publicación de otro estudio presentando similares conclusiones. Como el estudio “Predominant Role of Bacterial Pneumonia as a Cause of Death in Pandemic Influenza: Implications for Pandemic Influenza Preparedness”, a cargo de un equipo encabezado por Jeffery K. Taubenberger, virólogo de EEUU, con clara adhesión por las vacunas.

“[…] Examinamos fragmentos de tejidos pulmonares obtenidos a partir de 58 autopsias (de cadáveres) y revisamos los datos patológicos y bacteriológicos entregados por 109 series de autopsias […] La mayoría de los decesos producidos durante la pandemia de 1918-1919 fueron muy probablemente resultado de un neumonía bacteriana secundaria provocada por bacterias comunes del sistema respiratorio superior”, señala dentro de sus conclusiones.

Estos mismos investigadores descubrieron estreptococos o neumococos en 98.2% de los fragmentos de los tejidos pulmonares examinados, enfatizando en la naturaleza bacteriana de esta hecatombe.

En resumen, según el informe de Frederick Gates –uno de los principales impulsores tras la creación del Instituto Rockefeller para la Investigación Médica (posterior Universidad Rockefeller)- millares de soldados recibieron varias dosis de una vacuna experimental contra la meningitis bacteriana. Esos soldados desarrollaron entonces síntomas que “simulan” una meningitis y F. Gates, con gran aplomo, afirma que no se trata de una meningitis real, solo una simulación. Esta “simulación” de meningitis fue la iniciadora de la pandemia de 1918-1919.

No vale la pena buscar fotografías de virus patógenos “aislados” en internet. No existen más que modelizaciones 3D, versiones con un abanico de colores sicodélicos. ¿Los virus patógenos tienen una existencia autónoma real, o no son más que construcciones de laboratorio?

Las únicas fotos que encontramos en internet –como el destacado biólogo Stephan Lanka lo ha ampliamente probado-, de virus patógenos de la polio, la rubeola, la viruela, el herpes, la gripe, el VIH, el Ébola, no son más que elaboraciones artísticas al interior de células, con una pretendida carga viral.

Publicación: 2 abril 2021


Barrie Trower y la catástrofe de la vida en el planeta por el 5G


Comparada con otras generaciones de telefonía móvil, el 5G emite ondas milimétricas mucho más cortas. Las emisiones deberían ser transmitidas al menos cien veces más rápido que con las redes 4G actuales. Mientras el 5G es presentado como la tecnología del futuro con un mercado en pleno crecimiento, numerosas personas se inquietan respecto a de qué manera esa radiación de alta frecuencia afectará a los seres humanos, los animales y la naturaleza.

Una de las primeras voces en alertar en el mundo sobre los trastornos asociados al 5G y a las emisiones electromagnéticas en general es el inglés Barrie Trower.

Entrevista TV alemana junio 2019. Traducción exclusiva El Indagador.

Señor Trower, ¿se puede presentar primeramente? ¿Explicar de qué manera llegó a convertirse en un experto en ondas electromagnéticas?

La palabra que nunca empleo es la palabra “experto”. Para ser “experto” en esta materia, se debe necesariamente ser experto en medicina, en física, en electricidad, en matemáticas y también en química. Harían falta cuatro o cinco doctorados para ser un experto, vea usted, y yo soy solo un investigador científico independiente; responderé pues solo a las preguntas para las cuales me sienta calificado.

Le resumiré mi biografía. Pasé mi primer examen en el ámbito de las ondas milimétricas en 1959 para entrar a la Royal Navy, y estudié las ondas milimétricas y todos los aspectos de la guerra con ondas en la armada. Una parte de mi trabajo estaba consagrada al radar y otra, -era buzo- a la desactivación de minas submarinas. Estuve relacionado con las ondas milimétricas a lo largo de toda mi carrera militar. Prácticamente todo el tiempo, estuve involucrado en investigaciones relacionadas con estas. Se me pidió también interrogar a espías capturados durante la guerra fría que utilizaban armas con ondas. Durante alrededor de 11 años hice estudios sobre esta materia. Para mi primer diploma me especialicé en física nuclear y atómica. Escribí mi tesis sobre la absorción de ondas electromagnéticas. Tengo otro título sobre los efectos ambientales en el proceso del pensamiento, lo que también incluye los efectos de las ondas electromagnéticas sobre el cerebro. Tengo además un título como educador en fisiología humana. Soy autor de informes confidenciales para la policía sobre el sistema de comunicación sin cable Tetra, que es el que tienen en Alemania. Enseñé también –ya estoy jubilado- física avanzada, algo de matemáticas y fisiología humana. Y en la actualidad viajo por el mundo alertando sobre los efectos de las ondas electromagnéticas y sus riesgos sobre la salud y responder preguntas e inquietudes.

En el pasado trabajó entonces en servicios de inteligencia militar. ¿De qué manera las armas electromagnéticas fueron usadas en ese entonces y con qué fines?

No fui empleado por el servicio secreto militar, pero sí entregué reportes para el MI5 y MI6. Efectivamente, trabajé para otro servicio. Las armas de micro-ondas han sido utilizadas desde 1949. Estas armas fueron y siguen siendo usadas hoy. En los adultos existen alrededor de 4.500 estructuras biológicas, en el cuerpo y el cerebro, que pueden ser influencias por las micro-ondas. En mi época, la guerra de las micro-ondas consistía en estudiar qué frecuencias y amplitudes de ondas podían modificar diferentes partes del cerebro y distintas partes del cuerpo. Por ejemplo, existe una frecuencia capaz de provocar el colapso de la función intestinal. Otra que puede empujar al suicidio y otra que puede provocar cáncer. Hay, pues, muchas frecuencias con muchas pulsaciones en las micro-ondas. Las micro-ondas son armas discretas que pueden ser usadas para cambiar el cerebro o una parte del cuerpo sin que la persona sepa que está siendo irradiada con micro-ondas; no pueden ser vistas ni sentidas, solo uno se siente mal. Son usadas con este fin y pueden ser utilizadas de cerca o lejos, incluso a gran distancia. Son igualmente usadas en la guerra biológica. Sí, es verdaderamente impresionante.

La pregunta es entonces: ¿cuál es la diferencia entre las armas usadas entonces –todavía usadas hoy- y la radiación 5G que se avecina?

Hay una sola diferencia. De hecho, dos de las frecuencias 5G son conocidas por ser armas mortales, el problema es que eso no se le puede decir a la industria porque esta ¡decide no creerte! Pero esto ya está publicado en más de un artículo, desde los años 40 y 50. Algunas de las experimentaciones del pasado -tengo la documentación- usando ondas del 5G fueron hechas en humanos para causar graves daños fisiológicos y neurológicos. Una de las frecuencias 5G, una de las más elevadas, se está testeando en este momento (junio 2019). Su sobrenombre es “el gruñidor” y sirve para controlar las multitudes. Yo sé que cuando fue probada en soldados ¡los puso inmediatamente de rodillas! Para responderle a su pregunta: si echamos una mirada atrás sobre la guerra fría de los 40, 50, 60, ¿cuál es la diferencia respecto a hoy? La única diferencia es que las armas de micro-ondas se han hecho más sofisticadas y más precisas para provocar problemas y hacer que se enfermen las personas. Al hablar con los espías, recopilé una lista de alrededor 60 frecuencias de pulsos diferentes que podían provocar 120 a 200 enfermedades. Hoy, esa lista ha pasado de 60 a 750 frecuencias. Pero no son solo 750 que le pueden dar esto o esto otro, sino 750 combinaciones factoriales, lo que quiere decir que puede tener los efectos del número uno multiplicado por los efectos del número dos, multiplicados por los del tres, ¡y así hasta 750! En resumen, hoy las armas son extremadamente sofisticadas y, claro, la electrónica ha progresado en proporción y hoy todo es controlado por computador. 

Profundicemos un poco más en el sistema 5G en proceso de introducción, como sistema de comunicación entre las personas. ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Cuáles son a su juicio los peligros, hasta qué punto esta radiación es peligrosa y cuáles son los principales efectos que esperaría en humanos, animales y medio ambiente?

No se trata de una opinión. Le puedo dar los efectos porque ya están publicados. Son largos de onda más cortos, lo que significa que causarán más trastornos. Respecto al ser humano, puede esperar problemas en los ojos, los oídos y ciertamente a nivel de la piel. Los órganos reproductores sufrirán también. Serán pues muy nocivas a nivel de la superficie del cuerpo. Ya existen publicaciones respecto a animales. Ya quedó demostrado que bovinos han muerto –verdaderamente muerto- en un campo donde las ondas 5G fueron testeadas. Y no estamos hablando de unos pocos. Fueron cerca de una centena de bovinos muertos. También ya sabemos que aves han muerto cerca de las antenas. Hay estudios que indican que son particularmente dañinas también para insectos. Y cuando digo “insectos” me refiero a artrópodos, que polinizan cerca del 80% del alimento mundial y experiencias señalan que cerca del 90% de especies de artrópodos son destruidas en espacios de algunas generaciones.

¿La causa? Haremos un poco de matemáticas. La causa es la relación de la superficie por el volumen. La superficie de un insecto volador es mucho más grande que su volumen y se desarreglan todas sus antenas, todos sus órganos sensoriales eléctricos. Se perturba su capacidad de orientarse y por tanto supe que deberíamos buscar una forma alternativa de polinizar las plantas. Ya hay universidades que trabajan en pequeños drones que puedan reemplazar a los insectos que mueren y no podemos esperar más que tengan éxito. Respecto a los otros animales, puede que ande más o menos bien con los animales de granja, pero la mayor catástrofe a menudo ignorada –dos catástrofes, para ser exacto: la primera son los virus y las bacterias porque por alguna razón –se lo he preguntado a un profesor de explicármelo, pero debo ser honesto y no entendí del todo su explicación (esa es una de las razones por las que rehúso que se me trate de “experto”). Bien, el hecho es que por una extraña razón, las bacterias se desarrollan muy bien bajo ondas electromagnéticas. Será porque al detectar que su especie está amenazada se multiplican mucho más rápido. Lo mismo con los virus. O, quizá, porque pueden absorber la energía y la utilizan para una reproducción más grande. Discúlpeme, no lo sé bien, pero verá un aumento más importante de todas las enfermedades virales o bacterianas. Constatará que sus cosechas son menores porque los árboles, plantas y arbustos son vulnerables. Y esto sí lo puede explicar. Ha sido demostrado experimentalmente y ¡es especialmente importante por los millones de drones y satélites contemplados para la 5G y el WiFi!

Los árboles están diseñados para captar la radiación en todos los niveles, igual que los arbustos que aprendieron a captar la radiación bien antes que nosotros hayamos puesto un pie en este planeta. Al someter a un árbol a radiación por ondas electromagnéticas, disminuyen su resistencia a las infecciones bacterianas y virales y se le destruye su mecanismo de fotosíntesis por medio de la cual producen el alimento. Un buen ejemplo, un sitio de interés científico en Australia, conocido como “cadena de montañas Nardi”. Fue declarada “zona de protección de la naturaleza” y debería ser protegida como tal. La industria llegó con sus antenas, ¡paf! Las instaló porque ama instalarlas en las montañas. Y esto lo sé porque lo he visto. Hay 130 estudios que describen cómo la cadena de montañas Nardi ha muerto [N.T. crisis ambiental en Nardi]. Los árboles han muerto, y al fin de cuentas, es ahora un desierto. Y si no desmontan las antenas, la situación no hará más que empeorar. Soy apolítico, pero no hago ninguna diferencia, cual sea la persona o el país donde esté y me toque decirlo: en tres generaciones, si no se ha nada, ¡solo uno de ocho niños nacerá sano!

¿Cuáles son los límites que juzga Ud. razonables?

Lo felicito por su pregunta. Es una pregunta muy importante. Mi respuesta es: se sabe –y esto se remonta a la Guerra Fría cuando los soviéticos irradiaron la embajada estadounidense con micro-ondas– los valores de las ondas eran increíblemente débiles en relación a la población de EEUU, la embajada de EEUU tenía los índices de cáncer más elevados del mundo no más que con una débil intensidad. Lo puede explicar por qué. Si tenemos una irradiación de micro-ondas elevada, su cuerpo reconocerá automáticamente que está en dificultades. Eso remonta a los tiempos cuando vivíamos en las cavernas y debíamos sobrevivir a grandes tormentas. Teníamos proteínas en nuestras células, llamada “proteína 53”, y el complejo de poros nucleares que tenemos en nuestras células –y cuando nuestras células son atacadas por ondas electromagnéticas, estas proteínas entran en acción. Y activan mecanismos que reparan las células y las defienden. Y bien, si nuestro nivel es bajo, el problema es que mientras más débil es el nivel del efecto, más peligroso es. Un nivel débil entra en el cuerpo, irradia el cuerpo entero y no es suficientemente fuerte para activar el mecanismo de defensa.

La analogía que me gusta usar en esto se remonta a la época victoriana: cuando una mujer requería deshacerse de un marido muy malo, una de las formas habituales era simplemente echar un poco de arsénico en su comida. Un poco de arsénico sin gusto y sin olor. Un poco en su comida de todos los días, así el hombre se enfermaba lentamente y moría. Es tal cual. De hecho, en conferencias cuando la gente dice “cuáles son los síntomas?”Responde “bien, es un envenenamiento con arsénico a baja dosis, porque el arsénico destruye lentamente el organismo y el plomo destruye poco a poco el cerebro, y eso mismo es lo que las ondas electromagnéticas harán” Para responder a su pregunta: no existe un nivel seguro. Viene con límites que pueden ser soportables, pero es lo que dicen, es como el asbesto o el plomo en la gasolina, el plomo en la pintura, lo que dicen es que probablemente no tendrá problemas en veinte, treinta o cuarenta años, pero no es sin peligro. No obstante, las ganacias de las empresas son tan elevadas que piensan que bien vale la pena que usted sea expuesto a este riesgo, y las ondas electromagnéticas son entonces usadas para la comunicación. La razón por la cual las micro-ondas son utilizadas –y esas instrucciones vienen de la Defense Intelligence Agency de EEUU (el servicio secreto militar estadounidense) es que hay que defender la producción industrial. En otras palabras, ya que la industria se beneficia, hay que exponer a las personas. Es algo intencional. Medidores inteligentes son instalados en sus casas, le guste o no.

Ahora Ud. menciona que una radiación débil es más dañina que una intensa. ¿Hay otros efectos que indiquen que intensidades elevadas son más sanas que las medianas?

Depende de la duración. Quiero decir, si quiere los valores límite de un teléfono portátil para evitar cáncer –y esto proviene del Departamento de investigación del cáncer de la OMS- el tiempo máximo de uso diario para adulto es de 27 minutos. Para niños, mucho menos que eso, porque los niños absorben del 60% al 70% más radiación que los adultos por diversos motivos y la radiación puede provocar cerca de 70% más daño en un niño que en un adulto. Incluso en la información que viene con el celular, ya somos advertidos. No son verdaderamente útiles de interacción social. Han sido verdaderamente hechos para su uso en caso de urgencia.

Publicación: 28 marzo 2020


Agua ¿potable? Norma chilena permite que el agua potable supere varios de los máximos que recomienda la OMS


Por Pablo Salinas

Los trihalometanos (THM) son compuestos químicos volátiles, que son utilizados en la industria como refrigerantes y como solventes. Ciertamente, para la salud humana resultan altamente perjudiciales.

Por desgracia, los THM no están lejos de nuestra vida diaria. De nuestra dieta. De hecho, toda el agua potable que sale por nuestra llave los contiene, en mayor o menor grado. ¿Cómo es esto posible? Debido a una indeseada reacción química que se produce al usar cloro como desinfectante del agua. Esto, lejos de ser nuevo, es asunto que la comunidad científica estudia e investiga desde hace ya largas décadas. El cloro (Cl) al entrar en contacto con la materia orgánica presente en el agua para ser potabilizada inevitablemente los genera. Mientras más cloro utilizado, claro está, mayor concentración de THM.

Recientemente, en la última edición de la prestigiosa revista científica estadounidense Environmental Health Perspectives (EHP), se publicaron los resultados de un estudio donde una treintena de investigadores de distintas universidades indagan en torno a la relación entre los THM presentes en el agua potable y el cáncer de vejiga. ¿Su campo de análisis? Solo países de la Unión Europea (UE). Las conclusiones son claras: si los países cuyas aguas tienen hoy índices de THM sobre la media europea los redujeran a la mitad, cerca de 3.000 casos de cáncer de vejiga podrían ser evitados anualmente.

Pero no todo se limita al cáncer de vejiga. Anteriormente ya se han hecho varios estudios similares para comprobar la relación entre los THM y el cáncer de hígado y colón, por ejemplo. El problema es tan serio, que fue uno de los factores que hizo a que en 1974 las autoridades de salud gubernamentales de EEUU crearan la ley federal del agua potable, la Safe Drinking Water Act (SDWA).

Daños al sistema nervioso, hígado, riñones y corazón, algunos de los efectos negativos de los THM sobre la salud humana, según la OMS

En alerta sobre los muy dañinos efectos de los THM sobre la salud humana, las políticas sanitarias estatales regulan el uso del cloro como agente desinfectante del agua. La Organización Mundial de la Salud (OMS), sin embargo, no parece tan atenta a esta cuestión. Este controvertido organismo sugiere máximo para algunos parámetros. Por ejemplo, los cloruros: 250 mg por litro. Estándar que tanto la UE como EEUU acogen.

Contraria e inexplicablemente, en Chile la norma sanitaria permite 400 mg de cloruros por litro, es decir, un 60% por sobre el máximo mundialmente considerado correcto y seguro.

Como si con eso no bastara, la norma nacional es tan brutalmente permisiva que incluso contiene una cláusula especial: permite valores superiores al máximo establecido en la ley, para casos “especiales”.

Pero volviendo al factor verdaderamente grave, los THM, mientras la OMS no los aborda con el rigor que se merecen, la norma de la UE sí lo hace: 0,1 mg por litro. En EEUU son aún más drásticos: 0.08 mg por litro. ¿En Chile? 1 mg por litro. Simplemente escandaloso.

Pero, ojo, esto no termina con el cloro ni con los THM. La norma chilena, en flagrante delito sanitario, se desentiende de los máximos permitidos por la OMS en otro compuesto, el plomo, y nuevamente con escándalo: de 0,01 mg/litro nuestro máximo se empina hasta los 0,05 mg/litro.

Enfrentados a otros estándares internacionales, nuestra norma luce números francamente alarmantes: para los sólidos disueltos la norma de EEUU fija un tope de 500 mg/l, en Chile están permitidos justo el triple1500 mg/litro, y mientras para la UE el máximo de cianuro en el agua debe ser de 0,005 mg/litro, a nivel local, diez veces más está OK, 0,05 mg/litro.

Por eso, ten cuidado con lo que tomas.

Publicación: 3 febrero 2020



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