15/3/12

Declaración extemporánea y solitaria, por Patricio Figueroa


Indignado lamento la decisión de la dirigencia de la Fundación Neruda, comunicada a la opinión pública 48 horas antes de un acto ya tradicional, de no facilitar la casa del poeta de Isla Negra para el otorgamiento de los premios Naitun. Esta resolución niega de hecho la posibilidad de reparar en algo, con un modesto pero señero premio, a Jorge Lavandero quien se atrevió a enfrentarse a las grandes compañías trasnacionales a las que los políticos de turno han ido enajenando subrepticiamente nuestra riqueza básica.
Que la Casa Museo diga que la amenaza de un cuestionado, ambiguo y oportunista concejal de la comuna de El Quisco haya provocado la decisión, me parece por lo menos risible. Si las supuestas huestes "moralistas" convocadas por el concejalito Moraga hubiesen constituido un peligro para la tranquilidad de los vecinos y la integridad de la casa del poeta era cuestión de avisar a carabineros, que bien se ha destacado en los últimos tiempos en la “defensa irrestricta” de la propiedad privada, como bien sabe el latifundista Juan Agustín Figueroa, dueño de la Fundación.
Por lo demás, la convocatoria al acto estaba hecha, había otros premiados y el público que tradicionalmente asiste al premio en cuestión es perfectamente capaz de mantener el orden y hacer valer la democracia.
La extraña confluencia en la condena a Lavanderos, uno de los elegidos al premio, entre voceros de gobierno, políticos vendidos, medios de opinión e histéricos de sexualidad dudosa, demuestra el poder de las grandes compañías y sus cipayos, amén de la manipulación ya sabida, por desinformación, de la opinión pública. Me es muy triste comprobar que el patrimonio de nuestro premio Nobel, legado por él en vida al pueblo de Chile, sea administrado por personas tan ajenas a lo que fueron su acción y convicciones.