Por Pablo Salinas La semana pasada, visito Talca . Tras los pasos del Abate Molina , figura mayor de nuestra cultura nacional. En rigor, el oriundo de Villa Alegre, pocos kilómetros al sur de la ciudad, se levanta como un caso harto singular; su contribución al fomento del cultivo de las ciencias lo ubica en una primerísima línea no solo dentro de la escena limitada por los márgenes de nuestras fronteras, sino mucho más allá, derechamente dentro de la escena global iberoamericana. Cuestión que no creo que, todavía, a casi dos siglos de su desaparición física, hayamos atrapado a cabalidad. Desde muy joven, mediados del siglo XVIII, Molina se vuelca a la observación acuciosa de la naturaleza, cuando nadie por estos pagos lo hacía. Forzado al exilio, como jesuita, se radica en Bolonia , donde escribe los textos que le dan renombre por toda Europa, al punto de convertirse en el primer americano en ser admitido en la prestigiosa Academia de las Ciencias boloñesa. Su figura, por ci...
Desde el litoral