Por Fernando Viveros Collyer i) Un vino puede hacerte feliz (o casi). Y hay gentes que se hacen felices de muchas maneras. En cambio, hay gentes que nunca pueden. Resulta que no dan con la manera. Y no porque ella no exista, sino porque están o se han vuelto insensibles a sí mismos. Hay personas en Algarrobo que se hacen a sí mismos felices amando lo que llaman su “patrimonio”. Por patrimonio dicen obras humanas y tiempo. Cada vez que creamos algo de las cosas que se ofrecen, esa creación aparece alrededor de alegrías y defectos. Imperfectamente llegan a lo real… Sin embargo, el tiempo y los olvidos selectivos operan y esas obras, “a-medias”, de pronto reaparecen, historia transcurrida, como objetos adorables. O repudiables. O sea, sujetos de valor. Los patrimonialistas cultivan recuerdos, y multiplican esos valores. Quienes, no hay caso, no acerquen felicidad de la bu...
Desde el litoral