De un momento a otro, me da la impresión que todos queremos trabajos juntos . Es decir, el trabajo propicia que se manifiesten nuestras apetencias de unión más íntimas. En cierta medida. Creo que los filósofos alemanes, con esa insólita tendencia a escarbar en todo, abordaron el tema del trabajo. Llegaron a la conclusión de que éste no formaba parte de la libertad del hombre. El brillante Santiago Sierra va más allá y dice que el trabajo es derechamente la dictadura. Entiendo a lo que apuntan: el trabajo entendido como esa obligación que la sociedad impone para acceder al sostén de las lucas. Pero a veces también el trabajo es el juego, en que el hombre se embarca para, más allá del sustento económico, intercambiar energías, propiciar el encuentro, el estímulo intelectual. Qué sé yo. El hecho es que veo a Margarita y Antonia que hace unas semanas se entusiasmaron como dos colegialas con la idea de trabajar juntas vendiendo libros; ahora en un día un tipo al que recién conozco y con q...
Desde el litoral